viernes, 20 de diciembre de 2013

¿Saldo a favor? Pequeño balance del 2013 para el movimiento étnico afrodescendiente en Colombia


El 2013 nos deja la inmensa satisfacción, pese a sus sorpresivos contradictores, de que hemos dado pasos gigantescos para la articulación del pueblo afrodescendiente en Colombia, a partir de la reinstalación de la autonomía como fundamento ético y político de un movimiento que no resigna su carácter resiliente, emancipatorio y reexistente.


Quienes permanecemos vinculados a la configuración del imaginario étnico afrodescendiente como individuos informados, participes de una comunidad, miembros de una organización o un colectivo, activistas políticos, académicos o investigadores, no podemos pasar por alto el que en el año que termina los asuntos de la afrodescendencia en el país no pasaron desapercibidos, pese a que muchos confundan todavía las acciones de reconocimiento estatal con las que se produce la  institucionalización de la política pública para afrodescendientes, y las acciones movilizatorias con las que se diseñan, definen y asumen los retos del propio futuro y los alcances del desarrollo para quienes defienden su pertenencia a un grupo étnico en un contexto cultural difuso y abigarrado como el colombiano; instrumentalizado muchas veces por la misma institucionalidad que aquellos reclaman.

Seguramente dejamos muchos cabos sueltos e incluso desistimos de dar las batallas más duras en el escenario propicio del congreso Nacional Afrocolombiano; sin embargo, la vigencia e instalación de una promisoria Autoridad Nacional Afrocolombiana ya convocada en Medellín por vez primera (y que habrá de ser convocada nuevamente en el mes de enero en Bogotá) antes que un fracaso, como han escrito algunos, constituye la evidencia palmaria de que estamos caminando al encuentro de nuestra propia mismidad, por fuera de los límites absurdos que ha impuesto el gobierno nacional a la definición de la agenda del movimiento; que quiere seguir imponiendo, por ejemplo, con la expedición del funesto decreto 2613 de 2013 y la publicación de una Guía para la realización de consulta previa con comunidades étnicas que pone en riesgo el carácter libre, informado y autónomo de dicho mecanismo irrenunciable e innegociable.

Pese al carácter antojadizo con el que el actual mandatario nacional afirma en su discurso, tanto como desatiende en sus realizaciones, la dimensión política que debería reconocer al desarrollo de programas y proyectos en beneficio del pueblo afrodescendiente; reconozco que, por lo menos en lo burocrático, contar con un Programa Presidencial para la población Afrocolombiana, una Dirección para Comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras e incluso el nombramiento de una afrodescendiente como Alta Consejera para la Equidad de la Mujer suman a la visibilización y participación de personas afrocolombianas en asuntos de direccionamiento público. No obstante su presencia, habría que insistir con mayor hondura en la razón de ser de tales designaciones y su urgente necesidad de acoplamiento y diálogo con el movimiento étnico para evitar la manifiesta sensación de que una es la agenda de los procesos activos y otra – sustancialmente polémica- la del funcionariado étnico. Así, por vía de ejemplo, resulta lamentable que estos funcionarios tengan muy poca incidencia en fortalecer el funcionamiento (precario hasta ahora) del programa que debería estimular el ingreso de estudiantes afrodescendientes a la educación superior de pregrado y posgrado, cuestionado como lo ha estado durante todo el año por su ineficiencia, burocratización e incumplimiento, lo que afecta las oportunidades de futuro para toda una generación.

El hito del año lo constituyó, sin lugar a dudas, la convocatoria al  Congreso Nacional Afrocolombiano, luego de las decisiones jurídicas que conminaron al gobierno a desinstalar el procedimiento de convocatoria amañada a una Comisión Consultiva de Alto Nivel que no representa la complejidad territorial, cultural y simbólica de la afrodescendencia en el país y que, por el contrario, se había convertido en una robusta fuente de ingresos para quienes a su interior pactaban con actores gubernamentales el tamaño y la conveniencia de adelantar o no procesos de consulta previa. Desinstalar este mecanismo y avanzar hacia la construcción de espacios autónomos en los que la representación del pueblo afrocolombiano resulte nutrida, participativa y correspondiente con una agenda propia, ha sido el motor central del proceso de activación del Congreso. Habría que mencionar que el mismo fue convocado y apoyado por una Mesa Nacional de Organizaciones Afrocolombianas, de la que han participado CNOA, CÍMARRON y AFRODES, en diálogo intermitente con KAMBIRI, PCN y otras organizaciones cuyo papel y protagonismo en la mesa no logro definir todavía. Conociendo las dificultades surgidas tras la convocatoria, me atrevo a opinar que si se lograran destrabar y deponer egos y prejuicios crecidos en el descreimiento frente a viejas experiencias de concertación, este escenario alcanzaría proporciones monumentales para el decidido avance del movimiento étnico afrodescendiente en el país.

Si bien el Congreso Nacional Afrocolombiano pudo haber sido un escenario mucho más satisfactorio para las realización de expectativas del propio movimiento, resulta prometedor que nuevas voces y procesos nacientes (muchos de ellos avanzados sin la complacencia gubernamental ni la parafernalia anti-imaginativa de ciertas agencias de cooperación) hayan coincidido en defender al Congreso como un espacio autónomo, incluso frente a quienes, enarbolando la prepotente autodenominación de exconsultivos, pretendieron acallarlo a gritos amplificados. Ante tales desmanes, habría sido preciso que se levantaran públicamente voces históricas del movimiento, respetadas y escuchadas; lo cual, tristemente,  nunca ocurrió. Pese a que estuvieron muy activos tras bambalinas, no haber superado contradicciones y personalismos les llevó a descuidar y no entender la magnitud de lo que estaba en juego en esa cita histórica, lo que consecuentemente les opacó e invisibilizó, al punto de que el Congreso en pleno negó participación en la Autoridad Nacional Afrocolombiana tanto a los exconsultivos como tales, como  a las organizaciones nacionales, acusadas de llevar al movimiento al insostenible despelote.

Lo que sí resultó notorio, visible y manifiesto fue la enjundia con la que las y los jóvenes asistentes al evento se lo apropiaron como posibilidad de provocar recambios en el liderazgo étnico nacional (cosa bastante complicada al no contar el movimiento con una generación sistemáticamente acompañada para el relevo), bloqueando a los panfletarios al instalar una valeros Guardia Cimarrona que, sin lugar a dudas, constituirá en adelante un activo moral indiscutido en cualquiera de los eventos en los que se la reclame e instale; como también constituye un aliciente vivaz el cuidado de la dimensión simbólica del movimiento, apoyado en Quibdó por las redes de mujeres, especialmente Kambiri y la presencia del sacerdocio afrodescendiente en personas como Emidgio Cuesta, cuyos aportes rituales contribuyeron significativamente a recordar que no somos un movimiento social sino un movimiento étnico, con un trasfondo imaginativo que debe expresarse en todas nuestras acciones organizativas y políticas. Descuidar el alma, escuché en Quibdó, es descuidar lo que somos y olvidar a nuestros ancestros.

Alentador es igualmente el que la cita de Quibdó haya dejado un mandato consistente, cuyo desarrollo compete a la Autoridad Nacional Afrocolombiana reconocida en dicho evento y protocolarizada en su primer encuentro en Medellín; contra viento y marea e incluso contra las voces de personajes cuestionados que, producto de mezquinos intereses, desestimularon la participación de delegados motivados para asistir a dicha convocatoria, pese a saber del carácter autonómico con el que se dio tal convocatoria.  

Pese a que la Cumbre de Autoridades Afrodescendientes, pudo ser mucho más que un escenario de vitrina sin agenda clara, debe sumárselo a los propósitos de expandir las reivindicaciones y demandas de las y los afrodescendientes en Colombia en una dimensión trasnacional y planetaria, incrementando no sólo los vínculos y alianzas articuladoras de redes de actuación, a partir del programa de Durban y la declaratoria del Decenio afrodescendiente; sino aunando las voces que en el mundo entero propenden por erradicar el racismo y sus múltiples expresiones opresivas, avanzando hacia modelos de relacionamiento humano mucho más solidarios; capaces de enfrentar la globalización de la miseria y el estiramiento sistémico de las crisis del capital.

Muchos otros hitos resultan importantes: las victorias de nuestros deportistas, especialmente las de Caterine Ibarguen, gigante entre gigantes; los rutilantes éxitos internacionales de agrupaciones musicales del Pacífico colombiano, el creciente número de autoridades locales afrodescendientes en el país, el reconocimiento a afrocolombianos del 2013, entre otros hechos que deja el año y que resultarían mucho más significativos si constituyeran expresiones manifiestas e intencionadas en una agenda pública encausada por un movimiento robusto, capaz de estimular y amplificar tales realizaciones en el escenario nacional.
------------

Preocupante resulta, finalmente, que el Ministerio del Interior en cabeza de Aurelio Iragorri Valencia persista en atravesarle palos y mostrar trapisondas contra la Consulta Previa sin que ello haya significado una masiva movilización contra tal despropósito que cercena el contenido de derechos protegidos con la salvaguarda de tal mecanismo. El lamentable decreto 2613 de 2013 proferido por dicho funcionario no sólo pone en el Gobierno Nacional (específicamente en la Dirección de Consulta Previa) la capacidad actuacional para convocar y dirigir las consultas, asunto abiertamente inconstitucional; sino que invisibiliza en todo el proceso a las comunidades que obligatoriamente deben ser convocadas, consultadas y su decisión respetada; asunto del que trataré en otra ocasión.

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias compañero.
      Usted sabe que nuestro trabajo es en y para el movimiento

      Eliminar
  2. El artículo es un buen punto para propiciar la deliberación y el encuentro en la diferencia del movimiento afro.
    Es deber proseguir en la construcción de un fuerte movimiento afro a nivel nacional, un paso importante es el apoyo y la vinculaición al fortalecimiento de las voces incipiente del ANA.
    De ahí, la necesidad de establecer una fuerte red de apoyo, no solamente en comentarios o fijar posiciones, sino en el campo financiero, en búsqueda de la autonomía que nos permita recorrer ese camino señalado por Nelson Mandela, que aunque sea díficil, tortuoso, se debe caminar para llegar a la Libertad y a la toma real de la identidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Apreciado Carlos.
      La ruta de la autonomía consiste precisamente en ello: hay que gastalo todo, hasta los ahorros si es necesario para que las cosas ocurran. Tu sabes bien de algunas experiencias que, en Medellín por ejemplo, empiezan a mostrar ese camino, por fuera de las mieles de la institucionalidad y los generosos presupuestos.

      Eliminar
  3. Arleison, indudablemente, una más de tus brillantes reflexiones que siempre serán brújula para nuestra etnia, e incluso para otras gentes. Coincidimos en cosas como la necesidad de prescindir del paternalismo: Solos podemos (y debemos) hacer cosas. He sido ácido en algunas de mis notas con respecto a nuestra dinámica organizativa, pero no lo hago con la perspectiva de dar madera porque sí y porque no. ¡Para nada! Es una manera de aguijonear a que despertemos del letargo. Como bien lo registras, vamos avanzando en medio de las talanqueras externas e internas. ¡Vale! Aunque pueda sonar a cliché, reitero que nos inspiremos en nuestros ancestros, siguiendo sus indelebles huellas en aras de dignidad. Dignidad que significa libertad. Libertad que denota la emancipación verdadera.

    Emancipación que implica despojarnos resueltamente de las cadenas materiales y espirituales que, infortunadamente, aún llevamos encima.

    No es que podemos ir adelante; sino, que el imperativo categórico es ir adelante en todo momento. Esto nos marca el derrotero de prescindir de las pequeñeces, para que continuemos engrandeciéndonos, cual grandes hemos sido aun en medio de falencias.

    Bien, definitivamente tu nota es un mar de aportes con la perspectiva de orientarnos. ¡Enhorabuena, maestro!

    Permítame, señor, hermano, maestro, aprovechar este espacio para desearle Feliz Navidad; al tiempo que le agradezco por sus magistrales lecciones, que ciertamente son aportes para una TEORÍA POLÍTICA DE LA AFRODESCENDENCIA.

    Un abrazo, mi hermano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Apreciado amigo y hermano.
      Gracias por tu generoso comentario.
      Seguramente en 2014 coincidiremos y seguiremos fortaleciendo, con nuestros aportes, al movimiento.

      Felicidad para ti igualmente.

      Eliminar

Gracias por tu comentario.

Licencia Creative Commons
CuestionP Aportes para una teorìa polìtica de la afrodescendencia por Arleison Arcos Rivas se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 2.5 Colombia.

Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en arleisonarcos@gmail.com.