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domingo, 28 de abril de 2013

Leer a África en la lengua que hablamos: un proyecto urgente.


Tal vez uno de los mayores problemas que tenemos quienes aspiramos a aportar a la lectura y significación de los procesos étnicos afrodescendientes lo constituya la ausencia de una tradición editorial de diálogo con África, cuyo mayor impacto es la lastimera evidencia de la precariedad de estudios y publicaciones provenientes de aquellas fronteras en la lengua que hablamos. Así a algunos pueda resultarles posible leer a tales autores en Inglés o en Francés, un sólido proyecto editorial que aumente la disponibilidad de lecturas africanas y la calidad de las ideas que circulan sobre sus culturas, escuelas y tradiciones, auspiciado por organismos internacionales como UNESCO, Ministerios de Cultura y Educación, universidades, asociaciones universitarias, grupos y centros de investigación dedicados al estudio de África y la afrodescendencia, constituiría un aporte invaluable que, hoy inexistente, parece urgente.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Humillados y ofendidos



Ellos no lo saben, pero lo hacen
Carlos Marx

Un milenio huérfano avanza en su segunda década, sin que el clamor por transformaciones radicales al modelo de consumo, apropiación y acumulación voraz alcance todavía la fuerza de un volcán en erupción. Sin embargo, la multitud de autocovocados que hoy marcha y se  moviliza, hace escuchar las voces de las y los que se declaran indignados; los humillados y ofendidos en este cambio de era en el que el poder, arbitrario y oligopólico, logra aun preservarse para los menos en contra de los más. Su presencia tímidamente amenazante crece como la sombra de un fantasma a las puertas de Wall Street, en las calles de Bogotá o Medellín,  frente al Palacio de la Moneda, en República Dominicana, Inglaterra, España, Grecia, Italia, Brasil y en las en las plazas más diversas por todo el mundo.

sábado, 21 de mayo de 2011

El juego de la esclavización*


¡Y el periódico oficial de la Martinica podría publicar en 22 de Junio de 1840 que en la plaza del Espíritu Santo, en seguida de terminar la misa, se vendería en pública subasta, por ejecución forzosa, la esclava negra Susana con sus seis hijos, de trece, once, ocho, siete, seis y tres años respectivamente!. Un acuerdo del Consejo de la Martinica declaraba atea la ley que pusiera en duda la esclavitud; y un presidente de la corte real de Guadalupe, afirmaba  que la posesión de esclavos era la más sagrada de las propiedades”.

Ettore CICCOTTI[1].

En el fuerte Portugués de Elmina, en Ghana, construido en 1482, inicia una larga y penosa travesía que desenraizará de sus naciones de origen y sus culturas durante más de tres siglos de 33 a 60 millones de africanos y africanas, niños, jóvenes y adultos, para forzarles y constreñirles como esclavizados en diferentes trabajos, sujetos al arbitrio del dominador europeo y sus descendientes en América.

En esta prisión, sitio emblemático del genocidio de africanos, fueron asesinados, encarcelados y sometidos con hambre y tortura, durante más de tres siglos, los que serian convertidos en ‘piezas’ del comercio europeo con ‘madera de ébano’, como llamaban a las y los africanos trasmutados a ‘negros’.

En 2001, durante la Conferencia contra todas las formas de racismo y discriminación promovida por Naciones Unidas, delegados europeos disculparon moralmente a los países que participaron en tales negocios, sin reconocer ninguna responsabilidad legal o compensatoria por lo que, a todas luces, constituyó un crimen genocida y de lesa humanidad, continuado por siglos, perpetrado de manera calculada y racional y sujeto a la más contundente ideación de la dominación que hayamos conocido. Incluso el Papa Juan Pablo II, de rodillas en el templo de Elmina, contiguo a la prisión negrera, pidió perdón, sin pagar los costos por supuesto, por el más grave silencio de las iglesias ante lo que llamó el holocausto silencioso; tan silencioso que pese a las protestas, Elmina es hoy un monumento a la ignominia convertido en patrimonio universal y destino turístico de alto valor histórico.

Muchos desconocen que allí y en las otras ciudades-bodega, se apilaban seres humanos como bultos, mil o más cada tres meses, hasta 150 esclavizados apiñados en cada celda, mal alimentados, golpeados, torturados, desmoralizados a fuerza de someterles con as más vejaminosas tecnologías de terror; arrumados en las peores condiciones sanitarias imaginables, sobre sus excretas, al lado de los que morían o se suicidaban mientras se adelantaban las negociaciones para su embarque. En ese fuerte, las riquezas y la humanidad de África desaparecieron en manos de portugueses, quienes desde 1441 explotaron la Costa del Oro para financiar una y otra guerra en territorio europeo, incluida la sostenida por largo tiempo contra los musulmanes.

Pero, ¿por qué los africanos? Esta es una pregunta irresuelta, y todo abordaje a la misma resulta insuficiente. Hallar una ruta interpretativa resulta categórico en la medida en que el racismo, la segregación y la discriminación operan, incluso categorialmente, como un dogma societal en el que el otro es domeñado e inferiorizado; con lo que, apelando a razones de diverso índole y de connotaciones naturalistas, biologicistas y hereditarias cuando no a argumentos de índole social, económico y político; se configura un molde cultural uniforme y supersticioso que condena institucionalmente a un grupo étnico a ser inferior mientras otro grupo étnico resulta, a consecuencia y por las mismas razones, destinado a ser superior[2].

Licencia Creative Commons
CuestionP Aportes para una teorìa polìtica de la afrodescendencia por Arleison Arcos Rivas se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 2.5 Colombia.

Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en arleisonarcos@gmail.com.