Dibujo de la poeta y activista sudafricana Lebo Mashile. |
El reciente fiasco institucional mediante el cual se adoptó
un plan de desarrollo contrario al querer y a la voluntad del pueblo
afrodescendiente en el país pues -digan lo que digan- no fue consultado, no
sólo deja el sinsabor de la derrota en los estrados judiciales en los que se
disputó tal tesis gubernamental. También evidencia la incapacidad que tiene hoy
el movimiento étnico afrocolombiano para llevar masivamente a la calle a
quienes, prisioneros aun del “alguien debería”, se expresan airados en
corrillos festivos y atrios parroquiales, a espaldas de cualquier proceso
movilizatorio activo y consciente.
Si bien fueron muchas las voces que se dejaron sentir y
todavía se escuchan, a lo largo y ancho del país se termina por aceptar, una
vez más, el dictado gubernamental y legislativo, que cuenta con un séquito de
asesores afrodescendientes muy bien pagados para que sigan haciendo lo que han
hecho en los últimos veinte años: vender a su pueblo.
En plena instalación del decenio afrodescendiente, se ve a
mucha gente subirse al bus de las convocatorias, las sesiones inaugurales y las
comitivas palaciegas; posando como representantes afrodescendientes y
recibiendo regalitos y dádivas de los ministerios del Interior y de Cultura, con los cuales el
gobierno Santos pretende ganar indulgencias, pese a haber sido descaradamente obsceno
en alentar el manoseo contra la Consulta Previa, Libre e Informada, conceder
títulos mineros oprobiosos para buena parte de las comunidades en el Pacífico, promover
la apropiación extranjera irregular sobre buena parte del territorio nacional habitado
por comunidades de descendencia africana en Colombia y hacerse de la vista
gorda ante el arrecio criminal de los señores de la guerra sobre el Pacífico y buena parte de los territorios historicamente pertenencientes a nuestras comunidades.
En pleno decenio afrodescendiente, sin embargo, las organizaciones
nacionales permanecen en silencio; las movilizaciones de los estudiantes
afrodescendientes ni siquiera logran ser publicitadas, las mujeres continúan encapsuladas en sus microcircuitos organizativos y las convocatorias a
movilización permanecen en el mayor de los mutismos. De hecho, una proclama tan
seria, dura y dolorosa como la proferida por la Autoridad Nacional Afrocolombiana
(ANAFRO) y el proceso de Agenda Común para la Gobernabilidad en los Territorios
Ancestrales del Pacífico y Valles Interandinos. AC, del pasado 23 de mayo, pasó
sin pena ni gloria porque, a pesar de ser muchas las organizaciones, liderazgos
y activistas; no hemos podido dar el paso de reconocer a la ANAFRO como el
producto de la decisión autónoma y libertaria del pueblo afrodescendiente, aunque,
paradójicamente, así la reconoció la Corte Constitucional al institucionalizar
lo ocurrido en el Primer Congreso Nacional Autónomo del Pueblo Afrocolombiano
reunido en Quibdó en 2013
En ese Congreso, el Presidente Santos manifestó; “De aquí, de
este Congreso, deben salir los mecanismos y la estructura del más alto nivel
que habrán de representar a nuestras comunidades afrocolombianas. Es decir:
ustedes han sido dueños de todo el proceso y lo seguirán siendo durante su
materialización”. Efectivamente, pese a las dificultades por su reconocimiento
torpemente discutido por la desvergüenza imperante en ciertos circuitos a los
que escucha, alimenta y compra el gobierno (y, por lo mismo, puede acusarlos sin rubor de
corromper el sentido de la Consulta Previa), de Quibdó salió una autoridad del Pueblo
Afrocolombiano; la cual ha venido haciendo su trabajo de depurar documentos,
afinar estrategias y avanzar en la preparación de las decisiones que se deberán
tomar en el Segundo Congreso. Aunque perseverante, ha trabajado más en el silencio que con bombos y
platillos. Sus avances deberían ser conocidos ampliamente, informados en medios
masivos y acogidos por liderazgos, organizaciones y procesos serios con que, afortunadamente y
en medio de tanto oportunismo, cuenta nuestro pueblo.
Hoy se impone la necesidad de conocer e implementar el
mandato del Primer Congreso, poniéndole polo a tierra a los compromisos que la
gubernamentalidad debe acatar, según le ordenó la Corte constitucional., Hoy
también se impone que avancemos en el afinamiento y la consolidación de un
mecanismo de coordinación nacional del pueblo afrodescendiente en Colombia que,
sin vulnerar ni violentar la autonomía regional y local, aúne las diferencias y
nos provea de un instrumento de acción robusto, vigoroso y potente, capaz de
ser oído en los ámbitos decisionales y de ser acatado en las comunidades de
base, en sus liderazgos, en los Consejos Comunitarios y en las organizaciones
que se dicen del movimiento.
Esperar sentados a que pase la historia no es lo nuestro.
Durante décadas y siglos hemos hecho nuestro camino sin el Estado e incluso en
contradicción con este. A lo largo y ancho del país las comunidades siguen
resistiendo los inclementes embates del capitalismo expansivo camuflado de
desarrollo, nuestros niños siguen muriendo por la falta de mínimos vitales
asegurados, falta agua potable en nuestros pueblos ( y no sólo entre la
población indígena que logra la sensibilidad natural de los medios), las
excavadoras siguen ahí dragando y destruyendo ríos, montes y selvas protegidos por
mucho tiempo con prácticas de equilibrio entre el consumir y el preservar, tal
como nos las enseñaron los abuelos y abuelas, los bosques desaparecen y con
ellos especies animales y bioforestales que hemos protegido por siglos, se
acumulan los muertos racializados en los barrios de las ciudades y, aun así, increíblemente seguimos esperando, hablando del deber ser y tolerando autorrepresentciones de postín; olvidándonos de que nuestros ancestros no aprendieron a
esperar sino que emprendieron su camino libertario monte adentro y río arriba.
Ese mismo monte y ese mismo río que hoy, territorio en disputa, están en serio
riesgo de dejar de ser nuestra casa ancestral, incrementando víctimaciones y vulnerabilidades en campos y ciudades.
En pleno decenio afrodescendiente, hago un llamado a la
ANAFRO para que, sin miedo y sin más espera, se presente al país defendiendo lo
que ha venido construyendo en estos dos años de ires y venires, contra el
querer gubernamental y la pasión caníbal de aquellos pocos que, incapaces de
sobrevivir sin los favores gubernamentales y las dádivas ministeriales,
despedazan con voracidad lo que valientemente se construyó en el Congreso de
Quibdó.
Sobre la ANAFRO como base de un sólido instrumento de coordinación nacional, aspiremos a que al segundo Congreso lleguen todas y todos los que puedan entender que, si esta es la hora para el pueblo afrodescendiente, no será callados ni quietos como nos registrará la historia.
Arleison que bueno que pongas el tema organizativo en debate. En esta esquina del país ha salido adelante el paradigma de negociar localmente y por separado... de ese modo no se resuelven los problemas estructurales de las comunidaes y muchas veces las agencias esdtatales "desconocen" de facto a quienes han sido los líderes y lideresas de esta larga historia.
ResponderEliminarPor medio de la lectura de una sentencia llegue al nombre de la Autoridad Nacional Afrocolombiana (ANAFRO), desde hace un tiempo estoy en la búsqueda de unir o congregar a los afros de este pías (Colombia), observo que ustedes lo vienen intentado desde el primer Congreso Nacional Autónomo del Pueblo Negro, Afrocolombiano, Raizal y Palenquero, que se llevo a cabo en el mes de agosto del 2013, en la ciudad de Quibdó - Choco; pertenezco a 2 gremios muy desunidos, los abogados y los afros, siento que el segundo tiene una gran oportunidad por la coyuntura o polarización política actual del pías. Es el momento de aprovechar el precedente político¡ alcanzado en el gobierno por una mujer afro, es el momento de liberarnos de tantos egos, que nos mantienen apáticos, es el momento de reconocer y "darle al Cesar, lo que es del Cesar". Necesitamos unirnos ahora para poder consolidar la fuerza que tenemos por cantidad y presencia nacional, es por eso que los invito a que realicen una convocatoria nacional para poder construir una estrategia que nos permita conseguir cosas importante y transcendentales para nosotros los afros de este pías.
ResponderEliminarActualmente, el DANE nos vende como una minoría, vendiéndonos que no tenemos una presencia importante, cuando nosotros y ellos saben, que si nos unimos podemos definir el futuro de Colombia. ¿Hasta cuando vamos a permitir que nos minimicen?.
¡Necesitamos unirnos, ya!
Los derechos individuales son los enemigos de los derechos colectivos.
Siempre hablamos del abandono, falta de solidaridad y empatía del Estado, llego la hora de que las personas lideres convoquen a los que requieren ayuda por parte de las organizaciones como ANAFRO.
dicksson-autos@hotmail.com