sábado, 9 de febrero de 2013

¡Póngale color!




El racismo nuestro de cada día se alimenta de la vana ilusión de que en la externalidad de la piel y los condicionantes sociales, así como en la interioridad del espíritu y la inteligencia, el otro expresa inferioridad, insuficiencia y precariedad. Incluso bajo prácticas endorracistas, la construcción racializada continúa operando para quien responde por sus comportamientos a partir de tal ideación que le impele a la justificación, la obediencia y la aceptación de relaciones sostenidas bajo el estigma, la minusvalía, el etiquetamiento y la distinción. Tal vez por ello en los Estados Unidos, país acostumbrado a fundar y visitar museos de toda índole, no haya un museo nacional de la esclavización; como evidencia a que ese proceso y sus consecuencias históricas, sociales, políticas y económicas aun se escenifican cotidianamente.

A las relaciones humanas, marcadas por el peso de la discriminación y la racialización, se las vigila meticulosamente, a efectos de que toda transgresión sea amplificada, en busca de sanción, rechazo y naturalización; tal como observamos a diario en comentarios a artículos de los periodicos y revistas en páginas digitales. Para esta nota, tomo sólo algunos de entre los que he recopilado para un ejercicio de análisis del discurso de próxima aparición.



En El Espectador, por ejemplo, al presentar a los “12 colombianos del 2010”, destacados por ese periódico y la Fundación Colores de Colombia, dos comentarios evidencian significativamente lo dicho:



En este primer comentario, el opinador sitúa la distinción racial en un contexto geográfico al identificar a Colombia como país en el que negro tiene una fuerte connotación discriminatoria asociada al trato de aquellos que, por fuera de su territorio, serían reconocidos como nacionales. La afirmación según la cual “este país es totalmente racista”, presenta un claro sesgo universalizante, que parece matizarse con el significativo número de comentarios que la nota de prensa recibió: De las 19 apostillas, 8 evidencian apoyo, satisfacción o aprobación a dicho reconocimiento mientras 5 resultan contundentemente ofensivos (contando 6 reacciones a los mismos), tal como el que se destaca:


Mucho más reciente, en diferentes periódicos se ha exaltado el crecimiento futbolístico y los notorios éxitos de Jackson Martinez en Portugal; lo cual ha llevado a los periodistas de ese país y de Colombia, no siempre mesurados, a calificarle de héroe o superhéroe. En su página de Facebook, El Tiempo tituló “15 motivos para decir: ¡Grande, Jackson!”. Entre los 19 comentarios que se hicieron del 28 al 30 de enero, aparecen aquellos que recuerdan su paso por el DIM, celebran sus aportes al funcionamiento de la selección nacional de fútbol, sus aportes al prestigio nacional, advierten sobre el endiosamiento a los jugadores y, de manera sintomática, cuestionan sus cualidades. Entre estos últimos, para los propósitos de esta breve indagación, se destaca:



La lista de jugadores, la risa al inicio del comentario y el tono dubitativo que reflejan los puntos suspensivos dan cuenta del propósito despreciativo que alcanza el demostrativo “este” en dicho comentario. Tal como afirma un comentario en otra nota del mismo periódico en la que un periodista se pregunta si Jackson Martinez logrará borrar la estela del inmenso Falcao, resulta claro que, para los comentaristas, las panteras no rugen:

4 https://www.facebook.com/eltiempo?rf=110949385585420 2 de febrero de 2013

En la edición digital del periódico El Universal, ante la invitación del lingüista y comunicador Carlos Díaz Acevedo para que los turistas no viajen con su racismo a Cartagena[1], ciudad en la que se han escenificado sonados casos de discriminación y racismo contra afrodescendientes, las opiniones más recalcitrantes apostaron a condenar la actitud del comunicador acusándole de instigar “la susceptibilidad de los negros”, estableciendo el uso habitual de esa categoría cuya significación se extendería al trato cotidiano con la misma naturalidad con la que en la costa (Caribe) se usan otros apelativos:
5 http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/no-viajes-con-tu-racismo

Lo curioso de este caso es que quienes intervienen como comentaristas  de la nota de prensa parecen olvidarla, tal como pasa frecuentemente en El Espectador, para centrarse en una discusión que, curiosamente, refleja con precisión el propósito con el que el comunicador registra sus reflexiones. Una de las personas que reacciona ante este comentario nos permite advertir cómo el asunto de la naturalización consiste en objetivizar al sujeto racializado a consecuencia de restarle señoría o enunciación propia para nombrarle como negro, en este caso, bajo supuestos idiosincráticos caribeños:
6 http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/no-viajes-con-tu-racismo

El asunto del color asociado al trato humano parece de tanta significación que en su columna de El Espectador, el Doctor en Ciencia Política Mauricio García Villegas denominó “racismo de clase” a las marcas culturales que, situadas en un el análisis de clases, permite apreciar que “la clase alta tiende a ser más blanca y la clase baja tiende a ser más oscura, pero la diferencia racial entre las dos dejó de ser siempre clara y neta. (…) El lenguaje, el acento, los gustos, los nombres personales, el vestido, etc., son rasgos culturales que abren o cierran puertas de manera tan drástica como lo hace el dinero o la raza. Estas marcas culturales encadenan a los pobres a sus círculos de pobreza y son casi tan indelebles e irreversibles como el color de la piel.[2].

De los 74 comentarios que recibió esta columna, sólo uno advierte la gravedad de la tesis esgrimida al final de dicho artículo según la cual, siendo que en Colombia persisten dos formas de racismo, por el que “el problema en Colombia no es sólo que una gran mayoría (80%) compuesta por blancos y mestizos discrimine a unas pequeñas minorías étnicas (25%); el problema es también que una pequeña minoría (10%) de clase alta (tendencialmente blanca) discrimine a una mayoría (55%) de gente pobre (tendencialmente de piel morena)”; habría que blindarse contra ellos en la lucha por una sociedad más incluyente en la que, paradójicamente, “si no hacemos nada por ello, cada día será más difícil evitar que personas como el senador Martínez y la gente que lo acompaña se metan a la brava en los círculos de poder”.

Lo complicado de la ambigüedad en la que cae este politólogo es que, pretendiendo afirmar que subsiste una férrea inmovilidad de las elites que le pone color a los procesos de discriminación en el país, termina por recomendar (tal vez sin mayor calculó en ello) que se cierren los cerrojos de las mismas para evitar que, a las malas ya que no a las buenas, figuras “de piel morena” como Juan Carlos Martinez Sierra entren a la disputa por el poder. Más allá de los delitos por los que se acusa y se ha condenado al exsenador, debo hacer notar el carácter tendencioso de tales afirmaciones, que llevan a comentar incluso que en Colombia no hay racismo sino un problema de capacidad de consumo:

7. http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-304298-racismo-de-clase

Tal vez por ello el movimiento Cimarrón expuso el hecho de que los periódicos del país deberían hacer mucho más por educar a sus lectores y opinadores, haciendoles conscientes del peso reproductivo de las ideaciones e imagoloquias que, insistentemente,  aparecen en sus comentarios. Para Cimarrón, debe enfrentarse el asunto del racismo y la discriminación racial en los medios de comunicación, en la medida en que estos “suelen promover (o permitir, agrego) una caracterización determinada de la raza “negra”, ya sea como manifiesto de una discriminación estructural o como estrategias intencionadas de exclusión racial[3].

No puede negarse que ante tal cantidad de improperios despreciativos y descalificadores del otro racializado y esencializado, persistentes en los comentarios de sus lectores, algunos periódicos han hecho pública su nota de estilo para tratar de contener las expresiones ofensivas. Sin embargo, dadas las frecuentes, cotidianas y manifiestas evidencias de que los mismos campean sin control en las ediciones digitales de dichos medios, seguimos informando que, infortunadamente, en Colombia al racismo se le pone color.




[2] García Villegas Mauricio. “Racismo de clase”. 7 de octubre de 2011: http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-304298-racismo-de-clase

6 comentarios:

  1. Oscar Arnul Fernandez11 de febrero de 2013, 4:54

    Este trabajo del hermano ARLEISON ARCOS RIVAS, Rector IE Federico Carrasquilla - Medellín, Docente Ciencias Políticas - UdeA, bien vale la pena ser ponderado y reconocido, por la seriedad , rigor y objetividad con que enfrenta el tema de la discriminacion racial hacia los afrodescendientes....no dejes pasar por alto....LEER MAS...ahi apararecen consignados algunos de sus hallasgos y contribuciones al tema en discusion...............
    pa-lante hermano
    Oscar Arnul

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    1. Apreciado hermano.
      ¡Muchas gracias por tu generoso comentario, tu juiciosa lectura y la difusión de mis pequeños aportes a nuestro movimiento!

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  2. gracias ycordial saludo de los mestizos ,tambien discriminados como a los departamentos de anriño,cauca,guajira,choco las 4 esquinas de Colombia..!

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  3. Oscar, tienes razón.

    En Colombia debemos enfrentarnos a muchas formas de discriminación, entre ellas las étnicas, pues el enemigo es uno sólo, finalmente.

    Arleison

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  4. Grato leerte, querido amigo Arleisón. Con esa lucha incansable, conocida por mí hace algunos años, pones frenos a la osadía hispo-americana imperante en éstas tierras (cuánto bien les haría a nuestros queridos colombianos la lectura del bello texto escrito por Gilberto Freyle en 1932, Casa grande y Senzala). Considero que el epilogo del escrito enuncia el ejemplo paradigmático de la situación: "al racismo se le pone color". Oración que expresa la circunstancia específica frente al otro, y el imaginario que de este se continua reproduciendo.

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    1. Apreciado,
      ¡Qué rico volver a saber de ti!
      Agradezco tu lectura y tu juicioso comentario.

      Cuéntame más de ti por el correo.

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CuestionP Aportes para una teorìa polìtica de la afrodescendencia por Arleison Arcos Rivas se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 2.5 Colombia.

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