lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Adiós a la izquierda?

Como suele pasar con quienes viven capoteando olas, empiezan a pulular escritos en los que opinadores precariamente formados y, muchas veces, mal informados, se lanzan a despotricar sobre el fracaso de la izquierda y el incontenible retorno de la derecha en la gubernatura de capitales y países en América del Sur en los que han sido fuerza electoral reciente.
 
Como si pocos años de ejercicio gubernamental fuesen suficientes para prodigarse en tan apresurados análisis, estos nuevos profetas de la desgracia se atreven incluso a confesar que esperaban que las cosas no fuesen así, que albergaban con optimismo posibilidades de cambio y que –oh, desfachatez – se sienten defraudados por lo que consideran son avances tímidos bajo el modelo de capitales.
 
Valdría la pena recordar, aunque en otro contexto, aquello que el presidente Correa advirtiera, en el sentido de que “a los gobiernos progresistas nos piden todo e inmediatamente”. Desconociendo el control y apoderamiento multisecular y sistémico con el que las fuerzas articuladoras del capital se han hecho de los aparatos e instrumentos de gestión estatal hasta privatizarlos incluso, los críticos furibundos de la izquierda gobernante se olvidan del peso estructurante que tienen tales instituciones, así como de la inmensa capacidad evolutiva que han alimentado las elites para sobrevivir y camuflarse como progresistas.
 
Los cambios políticos perdurables no son prontos ni antojadizos. De ambas cosas da cuenta el gobierno chavista, que con la tenacidad de sus misiones ha producido marcadas diferencias con los modelos de derecha que le precedieron; así como ha evidenciado las protuberantes fisuras que genera la veleidad y la improvisación en el manejo gubernamental.
 
Aun no es hora de cuestionar el peso histórico de la izquierda gobernante. Sus enemigos y los intereses contra los que se alzan han sido muchos como para pensar que habrían podido articular un rumbo cierto y definitivo bajo las reglas del modelo de capitales y el juego electoral sucedáneo. Como si fuera poco, al hacerse al control gubernamental los gobiernos de izquierda se han visto faltos de poder producto del angostamiento de lo popular, el agrietamiento de las dinámicas de clase y la ausencia casi absoluta de una ciudadanía crítica y propositiva capaz de aunar iniciativas, esfuerzos y luchas capaces de sostener a estos gobiernos con un amplio apoyo movilizatorio, siendo que muchos sectores de izquierda aún permanecen de espaldas a las urnas y batallando contra ellas.
 
Sin embargo, en los años en los que la izquierda ha jugado el juego electoral conquistando algunas ciudades, capitales, gobernaciones y países, ha resultado inquietante que buena parte de estos nuevos gobiernos administren más que transformen el grueso de las políticas públicas. No son pocos sus logros produciendo mejores procesos de apertura gubernamental o gobierno público, acrecentando el mejoramiento de los ingresos y contribuciones percibidos por las administraciones, enfrentando la monopolización en contratos de gran significación y concentrando buena parte de sus energías en programas de inversión social sostenida y de alto impacto. Aun así, han tenido que enterarse de que las dinámicas trasnacionales del capital condicionan de modo tan férreo la generación de empleo y el reparto de riqueza, que incluso los gobiernos nacionales palidecen en el mejoramiento de indicadores de bienestar mucho más radicales.
 
Pese a ello, lejos está la actual izquierda de recular en su intento de ampliar los escenarios políticos para que quepan alternativas en disputa. La lección que queda, ésta sí radical, es que más allá de las presiones electorales a las que se ha cedido tras la clausura resignada de la lucha armada, resulta preciso recomponer las comprensiones de lo común bajo modelos políticos cuyas instituciones permanecen y seguirán permaneciendo dentro y no al margen del modelo de capitales. 
 
En esta hora, contribuir a pensar en esta ruta, parece más creativo que ponerse el vestido del enterrador.

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CuestionP Aportes para una teorìa polìtica de la afrodescendencia por Arleison Arcos Rivas se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 2.5 Colombia.

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