Podría pensarse,
caminando rápido, que lo ocurrido en Quibdó con el movimiento afrocolombiano es
nada más y nada menos que la crasa evidencia del agotamiento de los movimientos
sociales y la expresión agónica de la debilidad tras el izamiento de las
banderas étnicas en países en los que su incorporación al desarrollo
constitucional ha sido más el reflejo de la condescendencia de las
administraciones nacionales con los discursos cosmopolitas de la diferencia
multicultural instalados por los organismos de gobierno trasnacional.
Podría
pensarse igualmente, con mucha ligereza, que el manifiesto arrobamiento de los
liderazgos del movimiento afrocolombiano responde más al desequilibrio de
fuerzas producido por el debilitamiento de los cuadros históricos, tras haber
sucumbido a manos de actores armados (incluso por el mismo estado) sus voces
más agudas y populares.
A pesar
de lo persuasivos que puedan ser ambos argumentos, lejos están de la realidad.
De un
lado, lo que el Congreso Nacional Afrocolombiano evidenció es que no tenemos un
movimiento hecho en los códigos o en el caudal discursivo de las
ciencias sociales o de las tradicionales articulaciones de masas sino en las
prácticas de resiliencia, reexistencia, y resistencia en las que, siglos
después de desinstalada la dominación colonial y esclavista, cuesta todavía ser
reconocidos como seres humanos bajo el peso hostigante del racismo y la discriminación padecido a plena luz del día. Del otro lado, ante la flaqueza de
los liderazgos, siempre habrá que recordar que los pueblos son, en todas las
épocas, más robustos y desafiantes que sus voceros y que su capacidad de
expresión está medida más por la intensidad de los conflictos que le movilizan
antes que por la capacidad de sus liderazgos para canalizar tales expresiones.
La
convocatoria al Congreso Nacional Afrocolombiano era urgente y necesaria. Tras dos
décadas de haberse instalado la Comisión Consultiva de Alto Nivel, con la que consintieron
comunidades, organizaciones y liderazgos en pleno proceso de negociación de la
ley 70, su deslegitimación y percepción como un ente burocratizado, inactivo,
corrupto y servil frente a los gobernantes de postín, hizo al grueso de sus
integrantes merecedores del más encendido escarnio popular, sin que organismo de
control alguno (contando, por supuesto, con el marcado interés gubernamental) se decidiera a intervenir la manera como el gobierno nacional
compraba a discreción las decisiones que le sirvieran, adelantando a su amaño o simplemente obviando los procesos
de consulta previa, libre e informada que la ley le requería.
Sumado
a ello, en este tiempo se ha escuchado y denunciado en varias ocasiones el supuesto
compromiso de algunos exconsultivos con el hostigamiento, destierro,
desarraigo, desaparición e incluso muerte de activistas y líderes de Consejos
Comunitarios, algunas veces actuando de la mano de las guerrillas y otras,
convenientemente, de la de sicarios contratados, paramilitares, ejércitos de los
señores de la guerra e incluso bajo el escudo de la desnaturalizada fuerza
pública. En la WOLA, Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos,
reposan varias de dichas sindicaciones interpuestas por activistas asociados a
la Red de Solidaridad con Comunidades Afrocolombianas; así como constan en el
país las reiteradas denuncias y declaraciones públicas presentadas, entre
otros, por el PCN, Proceso de Comunidades Negras.
Frente a
tales desmanes, que incluso han provocado el enfrentamiento público entre exintegrantes
de la Consultiva y aclaraciones de aquellos y aquellas que, siendo parte de
dicho organismo se declaran ofendidos e indignados por tales prácticas de las
que no se sienten partícipes, era apenas obvio esperar que el Congreso unánimemente
reaccionara contra quienes de nuevo quisieron apropiarse de la voz del movimiento.
Los gritos de ‘fuera’, 'que los saquen' y el feo que se sintió en todo el evento contra las y los
consultivos considerados corruptos, reflejan el cansancio popular consolidado al promover la eliminación
de ese instrumento, constreñir sus funciones, exigir un procedimiento expedito
para adelantar las consultas y, como moño del vestido, dejar a los
exconsultivos por fuera de la Autoridad Nacional Afrocolombiana que sesionará
transitoriamente durante seis meses afinando los documentos con los que se instalarán
definitivamente los espacios de convocatoria, consulta previa, participación
autónoma e interlocución bajo vocerías del pueblo afrocolombiano.
Contenido
el grave daño que la falta de mecanismos de control generó en la Consultiva de
Alto Nivel, lo que el Congreso evidencia, de manera optimista, por lo pronto,
es que las diferentes expresiones organizativas del pueblo afrocolombiano han
ganado tal nivel de significación que incluso sus voces más autorizadas deberán
aprender a obedecer y sujetarse al mandato popular. Esto resulta inusitado en
el país, como quiera que nunca hemos contado con un acumulado plebiscitario
capaz de significar el aglutinamiento y la movilización en torno a un ideario
articulado colectivamente. De hecho, desde el 'día del negro' hasta hoy, han sido más las voces de los pocos y los ejercicios de atomización y fraccionamiento los que se han dejado sentir, tal como quedó plasmado en la perplejidad de la ausencia de representación en la Asamblea Nacional Constituyente.
Por eso llama poderosamente la atención que, pese al
desbarajuste a la hora de su instalación, el Congreso Nacional Afrocolombiano
haya resultado enfático en desconocer a quienes desconocieron por largo tiempo
a las bases del movimiento y le consideraron un instrumento útil para blandir
ante los gobiernos la temida “pardocracia” que asustaba a Bolivar, tanto como
asusta todavía la movilización masiva del campesinado étnico y de las comunidades
que, recónditas y situadas en baldíos según las elites, llenan las calles de
pueblos y ciudades de tanto en tanto para expresar su rabia y su descontento.
Con todo,
en Quibdó se hizo manifiesta la promesa de mejores tiempos para el movimiento
étnico afrocolombiano; pues, pese a que habría resultado deseable que las voces
históricas del movimiento se hubiesen expresado para indicar hacia dónde
avanzar para retomar el rumbo, fueron las y los jóvenes, los sujetos anónimos y
la voz de la multitud la que se escuchó finalmente, desterrando siglos de
silencio y echándose al hombro la realización, fuera como fuere, del Primer
Congreso Nacional Autónomo del Pueblo Afrocolombiano; semilla de un movimiento
capaz de hurgar entre los sinsabores y las derrotas para encontrar, pálida y tímida
todavía, la tinta savia con la que pueda seguir escribiendo su propia historia.
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Excelente analisis! felicitaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias, apreciada Claudia, por tu generoso comentario.
EliminarCreo hermano que lo que sucedio en quibdo puede ser victo como un punto de inflexión si nosotros nos ponemos serios
ResponderEliminarEsa es la idea, hermano.
Eliminar¿Cuándo nos concertamos para que empecemos a reflexionar en grupo sobre lo que pasó?
Mi apreciado Profe, ten un buen dia,
ResponderEliminarAgradezco mucho la cantidad de artículos expuestos para mi "usufructuo"
Los chicos del grado noveno están viendo la temática de organizaciones afro en la ciudad. Les conseguí una publicación con una gran lista de estas organizaciones. Se han marcado los telefonos y que sorpresa" ninguna de ellos existe ya"....Tendrás alguna información sobre estas organizaciones, pues solo se encuentra algo de AMUNAFRO y una que otra organización de amios conocidos,,,,,
Lo otro es. Los chicos del grado décimo están tratando de organizar la información pertinente a la vida afro en las comunas y barrios. De ti tomé una dirección de una revista que nos ha servido mucho. Los estudiantes -algunos- han podido ir a los sitios de investigación y captar algunas imágenes y algunas entrevistas.... tienes algo mas escrito sobre este tema? claro que acabo de tomar otro articulo publicado en tu blog que nos podrá servir....
Nuevamente agradezco tu gentileza en permitirme tomar tus apuntes.....claro que te he dado el crédito....mas faltaba....
Apreciado León Alberto
EliminarGracias por compartirme ese dato. De hecho, me encantaría que me compartas lo que encontraste pues es consistente con lo que ya hemos denunciado: la existencia de organizaciones de papel que, con el pretexto de ser afrodescendientes (algunos ni siquiera lo son) se presentan por avales, créditos y dineros para proyectos.
Te envío un listado a partir del cual puedes seguir haciendo con tus estudiantes dicha comprobación. Como te digo, me interesa mucho recibir las tablas de resultados; e incluso te invito a que escribamos una nota juntos sobre los hallazgos.
Arleison, las redes sociales son unos instrumentos que bien direccionadas pueden generar inquietudes, ideas, comentarios en pro de una causa como la nuestra. Tù estàs liderando una de estas, ya sabes que pertenecemos a la misma causa y pretendemos aportarle a una nueva mirada al pais afro, en Colombia. Acà, en los Estados Unidos, tambièn està candente el tema del racismo en el siglo XXI, sus nuevas versiones, las lecciones aprendidas y sobre todo los logros pendientes, a partir del sueño de Martin Luther King, hace ya 50 años, estoy tratando de aprender sobre los avances alcanzados por ellos y el momento en que este proceso se estancò hasta silenciarse, sòlo se reduce la discusiòn a la academia con su consiguiente burocratizaciòn y elitizaciòn, experiencia que creo yo vamos a repetir en Colombia, por un lado una pseudo èlite afro por un lado y por el otro la gran mayorìa de las victimas ya no sòlo de la èlite blanco-mestiza, sino tambièn de la èlite negra-afro- palenquera y raizal. Amanecerà y veremos.
ResponderEliminarApreciado Francisco.
EliminarPones un buen tema, a propósito de las posibilidades del movimiento. Los Estados Unidos no son hoy el mejor ejemplo que sirva a quienes apostamos por robustecer el carácter identitario del nuestro. Cinco décadas después de conquistas históricas descomunales parece que se durmieron en los laureles y que los indicadores de criminalidad, pobreza e inequidad han retrocedido sustancialmente para los afroestadounidenses, pese a contar con una burguesía étnica cada vez más rica.
Buen lente para otear el futuro.