El Presidente Juan Manuel Santos tuvo una muy desafortunada, pero bastante diciente salida en falso, cuando un oyente de su programa “en línea con el Presidente” preguntó por la razón de que en su gabinete no haya ministras o ministros afrodescendientes. Santos, quien calcula muy bien las palabras que dice -como el buen jugador de poker que ha demostrado ser, se mostró bastante vacilante para afirmar que tal ausencia no es producto de una decisión racista o discriminatoria; dejando entrever, palabras más o menos, que aquí o en el exterior no encontró un afrodescendiente colombiano de mérito para tales cargos:
“Los afrodescendientes no deben estar en el gabinete por negros, por afrodescendientes, sino por sus propios méritos y en eso … creo que… es mucho más sano. Hay mucha gente que está contratada en el gobierno, eh, afrodescendientes que son grandes trabajadores…Lo mismo me pueden decir que por qué no hay ministros de tales sectores, por qué no hay ministros de tales regiones del país..Simplemente porque uno tiene que cuadrar diferentes cualidades, diferentes características…para poder armar… es bien complicado…un gabinete… pero tenga la seguridad que no es producto de una falta de interés”[1].
Por lo menos identificar a los afrodescendientes como grandes trabajadores contribuye a romper con el prejuicio según el cual somos perezosos y haraganes a quienes no conduele la molicie, según ventilaron con furor las viejas élites nacionalistas por más de siglo y medio de vida republicana[2]. Sin embargo, lo que resulta problemático en tal versión es que el Presidente afirma que en el gobierno hay afrodescendientes buenos para trabajar pero no para dirigir o liderar los asuntos de la nación.
Santos afirma igualmente que a un gabinete la gente no debe llegar por su color de piel y está en lo cierto. De hecho, también opinamos igual; pero ello no responde a la evidencia de por qué todo su gabinete está conformado por personas euromestizas, sin que en ninguna de las altas dignidades civiles o militares en su gobierno figure un indígena o un afrodescendiente. Frente a ello, personalmente no creo ni veo ni escucho en los encuentros, reuniones y eventos a los que asisto o me invitan, que haya un solo profesional militante en el movimiento afrodescendiente que aspire a un cargo de autoridad y liderazgo sólo por el hecho de portar un determinado color de piel. Por lo contrario, muchos; altamente especializados, sí se duelen de tener las cualidades suficientes y necesarias para ocupar ciertos cargos y delegaciones sin que hayan logrado acceder a ellos precisamente por la carga ideológica, simbólica y prejuiciada que los decisores asocian todavía al color de la piel.
Tal situación evidencia que seguir insistiendo en que afrodescendencia y piel oscura son sinónimos lo único que produce es la perpetuación de discursos estereotipados con los cuales los gobernantes y decisores, para posar de pluralistas e incluyentes “muestran” a una figurita acomodaticia que en algunos gobiernos locales, en los departamentos o a nivel nacional pueda “posar” como representante de quienes no representa. ¿Un ejemplo? La administración municipal de Medellín al presentar su borrador de plan de desarrollo en el foro del CTP con afrodescendientes llevó al director de Telemedellín, Mauricio Mosquera, a hacer ese trabajo; tal vez pensando en que era la única persona en dicho gabinete con la piel suficientemente oscura para la ocasión.
En el mismo sentido puede pensarse en cómo cuadros partidistas locales, regionales y departamentales, aupados no pocas veces por liderazgos al interior del movimiento, activan electoralmente a las y los afrodescendientes porque resultan bastante útiles para ganar elecciones, ponerle número a sus programas y proyectos y generar réditos corporativos; con muy poca o ninguna preocupación por los impactos de los mismos en la transformación de los graves problemas padecidos por largo tiempo en territorios rurales, ribereños, litorales y urbanos.
Muy seguramente la cooptación del liderazgo afrodescendiente por los partidos tradicionales y fuerzas políticas regionales haya promovido un nivel de ajuste de las relaciones de poder que, convenientemente, asigna a estos cargos de postín, dignidades fatuas y recursos (y no pocos) con los cuales alimentar a sus clientelas; extendiendo a la dimensión étnica las prácticas mecanicistas de apropiación, distribución y mecenazgo de los recursos públicos y promoviendo la fragmentación como la mejor estrategia para contener el demoledor peso que tendría un electorado étnico motivado y articulado a un proyecto identitario con amplia figuración.
Ello lleva a preocuparse y a levantar las alertas; más que por ver un “negro” en la foto ministerial, porque las y los afrodescendientes necesitamos entender que las dinámicas de poder se escenifican de manera concreta en los espacios en los que, para disputarlo, habrá que renunciar a dádivas y prebendas personalistas para aspirar a interpretar y significar política y electoralmente causas de profundo calado que contribuyan a transformar las condiciones reales de opresión, injusticia, marginalidad y pobreza contra las cuales luchan a diario en campos y ciudades las gentes de nuestro pueblo.
En vísperas del decenio afrodescendiente y a las puertas de la conmemoración de quinientos años de figuración identitaria, invención étnica y resistencia libertaria de África en su descendencia americana, nuestro quehacer como movimiento étnico afrodescendiente en Colombia requiere rechazar actitudes exclusivistas como la que expresa un gabinete monocromático; tanto como denunciar el oportunismo, la rapiña y la voracidad de quienes han impedido que se concrete un proyecto social, cultural y político con el cual afianzar la presencia, visibilización y permanencia étnica afrodescendiente en el país.
Más que nunca, hoy nuestro deber apunta a derrumbar las posturas y prácticas personalistas y oportunistas que han obstaculizado el fortalecimiento de este movimiento, acrecentando su fragilidad; con lo que han permitido a quienes detentan el poder desoír cuando quieren las graves demandas de nuestro pueblo a lo largo y ancho del territorio colombiano.
¡Mayimbe para afroamérica!
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[1] Caracol Radio. “Afrodescendientes no deben estar en el gabinete por negros sino por sus méritos: Santos”. Septiembre 21 de 2012. Transcripción del audio en Página web de Caracol radio: http://www.caracol.com.co/audio_programas/archivo_de_audio/afrodescendientes-no-deben-estar-en-el-gabinete-por-negros-sino-por-sus-meritos-santos/20120921/oir/1765326.aspx. Basta seguir los numerosos y enconados comentarios de los oyentes y lectores de prensa para advertir que este asunto no es de poca monta en el país. Véase: http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo-376452-meritos-y-no-color-de-piel-santos-escogio-su-gabinete
[2] El discurso de las élites en Colombia ha servido para implantar un imaginario de dominación según el cual “Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios y de negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigmas de completa inferioridad” Respecto de los afrodescendientes, tal estereotipia se radicaliza afirmando que “El espíritu del negro, rudimentario e informe, como que permanece en una perpectua infantilidad. La bruma de una eterna ilusión la envuelve y el prodigioso dón de mentir es la manifestación de esa falsa imagen de las cosas, de la ofuscación que le produce el espectáculo del mundo, del terror de hallarse abandonado y disminuido en el concierto humano”. Laureano GÓMEZ. Interrogantes sobre el progreso de Colombia. Minerva, 1928, p. 44 y 48 respectivamente.
¡Muchas gracias a todas y todos los que han hecho llegar sus comentarios a mi correo. Comparto con ustedes el anhelo de tiempos mejores para quienes en la afrodescendencia hacemos nuestra vida.
ResponderEliminar"..LAS PERSONAS DEL PUEBLO NEGRO DE COLOMBIA, DEBEN EMPEZAR A PENSAR EN SU FUTURO DESDE JÓVENES.. ES NECESARIO INICIEMOS A AUTOPROMOVER UNA CULTURA DE ESFUERZO, AHORRO E INVERSIÓN EN NUESTRAS NUEVAS GENERACIONES, SIN QUE QUIERA DECIR CON ESO, QUE YA ES TARDE PARA LOS DEMÁS..
ResponderEliminarY muy a pesar, de que desde el mismo Presidente de la República, venga enviando mensajes negativos de manera clara, directa y contundente, como el de no nombrar hasta ahora, a un ministro afrodescendiente en su gabinete, lo cual se traduce como: Los negros en Colombia no valen, ni cuentan política, ni electoralmente, y sus esfuerzos no ameritan ser tenidos en cuenta..
Si, la verdad un ministro afro, no va a cambiar nada..!!, pero diría a 6 millones de personas afrocolombianas y negros descendientes de esclavos, que esforzarse vale la pena..”
De arriba nos tumba cualquiera, pero de abajo, nos toca salir solos, Cuando despertaremos, Pueblo…??
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Bastante cierto tu comentario.
EliminarNuestra lucha es hacia arriba contra los que nos quieren bien abajo.