En la escuela, resulta habitual que la diferencia y la diversidad étnica, cultural, de género o sexual no se encuentren significativamente incorporadas a las prácticas cotidianas en el aula de clase. La evidencia de ello resulta patente al revisar los instrumentos de planeación con que las y los docentes identifican los propósitos, intencionalidades y acciones que emprenderán, mediados por su desempeño, para promover aprendizajes en las y los escolares.
En dichos instrumentos, aparecen incluso expresiones y afirmaciones cuyo valor epistemológico resulta tan cuestionable como dudoso, como consecuencia de un calco acrítico de las propuestas didácticos y el diseño de contenidos en los textos escolares que suelen convertirse, en muchos casos, en la única fuete de consulta previa a la selección de materiales y contenidos temáticos para desarrollar en el aula de clase.
Expresiones del tipo “Los esclavos vinieron de África”, “la madre patria España”, “la esclavitud de los africanos”, “los indígenas vivían en las selvas”, "los héroes de la independencia", “de España heredamos el idioma, la religión y la cultura”, caracterizan la imagoloquía escolar, que convierte en discurso oficial estereotipos racializados, posturas hegemónicas y mentalidades de elite sin mayor cuestionamiento. Peor le va a los mitos y leyendas, cuando al ser incluidos en las planeaciones escolares ni siquiera son catalogados como parte de la literatura y la oralidad sino como “formas de conocimiento intuitivo” nacidos “al contacto con la naturaleza”[1].
En el ámbito de la interculturalidad el asunto no mejora; no sólo por el hecho de que las y los maestros no suelen ser conscientes de su propia identidad y pertenencia étnica, mimetizada en un mestizaje pulcro, supuesto, aceptado e inducido a fuerza de repetirlo[2] sino porque conscientemente se limitan en los escenarios escolares las oportunidades para visibilizar, escenificar, celebrar y reconocer las diferencias y la diversidad[3].
Por ello, resulta significativo el trabajo que vienen adelantando en algunas instituciones, especialmente en Medellín y algunos municipios del Valle de Aburrá, docentes como Betsy Romaña, Lucelly Palacio, Beatriz Quesada, a quienes se suma ahora Yeison Meneses, Lía del Carmen Córdoba, Martha Teherán, Zoheila Mazinani, cuyos proyectos en torno a la Cátedra de Etnoeducación, Cátedra de Estudios Afrocolombianos, Cívica y Estudios afrocolombianos y Cátedra de interculturalidad resultan significativamente pioneros en la brega por articular una escuela para la diversidad y la diferencia.
En Medellín, infortunadamente, sin mayor apoyo y presencia institucional por parte de Secretaría de educación, pero con el arrojo de algunos directivos y docentes, estamos proponiendo una ruta intercultural que de cuenta de la diversidad geográfica, cultural y étnica de maestros, estudiantes y comunidades de influencia en las instituciones educativas locales.
Esta ruta, en construcción, se pregunta por nuestros orígenes, las procedencias, las maneras de habitar la ciudad, la construcción de pertenencia y el enraizamiento en el espacio urbano, la significación de la etnia, la articulación de la identidad, el lugar del conflicto en la escuela, la valoración de la diversidad, entre otros ámbitos que, leídos a partir de la transversalidad y la especificidad de las cátedras implementadas, den cuenta de la gestación de un universo simbólico y conceptual que indague creativamente por nuevos discursos en las prácticas educativas y sus repercusiones políticas; como quiera que la escuela es un escenario que dispone para la vivencia y la realización de la ciudadanía, marcada por significaciones concretas del poder que se expresa en las relaciones estudiante– maestro – directivo, niño - joven – adulto, hijos – padres o madres - maestros.
[1] Expresiones tomadas de guías de aprendizaje en una institución educativa de Medellín.
[2] “Los resultados de su investigación también evidencian la valorización de la identidad mestiza en contraste con la depreciación de los sujetos afrocolombianos en el marco del mito de la democracia y la igualdad racial que niega las implicaciones del racismo y la inequidad en el acceso a oportunidades de movilidad social”. María Isabel MENA. “Investigando el racismo y la discriminación racial en la escuela”. Informe ejecutivo del proyecto dignificación de los afrodescendientes y de su cultura a través de la Etnoeducación en Colombia. Alcaldía Mayor de Bogotá, 2009, p. 18
[3] En un reciente seminario realizado por la organización sindical ADIDA, las razones expresadas por las y los maestros y directivos interesados pero desmotivados para implementar la cátedra de estudios afrocolombianos en su institución han sido el descreimiento de sus colegas de trabajo, la falta de apoyo institucional o la abierta negativa de sus directivos docentes. Notas personales del “Seminario de Etnoeducación y Cátedra de Estudios Afrocolombianos. ADIDA, 30 de noviembre de 2010
hetnorector, estubo acertada la publicacion ya que es una realidad que se vive a nivel pais, y que los docentes odviamos en el momento de planear y orientar,un ejenplo claro es la experiencia que tuve esta semana que se esta terminando, vaya que me designaron la direccion de grado de 5c que son solo niñas y cuando medirigia a ellas por logeneral lo hacia como si estuviera hablando con hombres, lo que evidencia la veracidad de su planteamiento. asi que tambien me uno al llamado a los docentes que en el momento d la planeacion y la orientacion de las clases tengan presente las diversidades de la poblacion con la que laboran.
ResponderEliminarpor muchos años nos hemos visto obligados o inducidos a reconocer potencialidades fuera de nuestro contexto etnocultural, ahí hay un gran reto para quienes orientan la cátedra etnoeducativa, les animo a profundizar en una verdadera educación para nuestros hijos en medio del entorno social en que vivimos para prepararlos en su adaptación al mismo y su transformación en procurar del mejoramiento continuo y calidad de vida. ARLEIDON ARCOS
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