miércoles, 1 de agosto de 2018

La engañosa afrodescendencia


Nada más engañoso que la afirmación, tan popular hoy, según la cual “todos somos afrodescendientes”. Aseverar que, gracias a los estudios mitocondriales y al seguimiento de los procesos migratorios de la anciana humanidad, todos somos afrodescendientes, ha animado una nueva versión del racismo que pretende edulcorar e incluso disculpar las dinámicas del racismo, la racialización y la discriminación en la sociedad occidental; afecta a estimular procesos de integración que enfatizan en una idílica superación de la construcción desventajosa de la diferencia, sin reconocimiento de los graves daños y las deudas sociales que ha implicado tales fenómenos.


Tras la divulgación de los estudios de Johanson, Grey y Kappelman que analizaron la procedencia africana de la humanidad y completaron el escaneo de su esqueleto, “Lucy” se convirtió en la madre mitocondrial en el pasado compartido de todos los grupos humanos posteriormente existentes. Lo curioso es que quienes se han pegado de esa anécdota, desconocen los estudios, investigaciones y análisis de Cheik Anta Diop, Joseph Ki Zerbo, y las más recientes consideraciones de Eugenio Nkogo Ondó, entre otros, que apuntan no sólo a cifrar la procedencia africana de los procesos de configuración y migración humana sino además el peso epistemológico de la hegemonía cognoscitiva africana y sus subsecuentes robos, ocultamientos e invisibilizaciones en la tradición cultural eurocentrada.

En igual sentido, frente a quienes utilizaron la procedencia africana como estímulo de ideologías y comprensiones racializadas sostenedoras de la superioridad y la igualdad entre los seres humanos, tales estudios contribuyeron a dejar seriamente cuestionadas prácticas de paleontología, antropología física, comprensión histórica y, de manera especial, biologías deterministas, marcadas por el peso de la construcción mistificadora de la supremacía, superioridad y hegemonía aria o indoeuropea incluso frente a las tradicions semíticas o judías. 

Pero la afrodescendencia no se reduce a un remoto pasado mitocondrial o adenoideo y, menos aún, a una antigua y remota producción intelectual desecada y tan desierta hoy como la Nubia. De hecho, lo paradójico de quienes afirman sin mayores miramientos la globalidad contenedora de África, descuidan dar cuenta de dos aspectos protuberantemente significativos: el primero es la procedencia cultural, histórica, política, religiosa, botánica, sociológica y económica de un conjunto de tradiciones, expresiones y manifestaciones cultivadas, recuperadas, reincorporadas y asumidas a partir del reconocimiento de la continuidad y permanencia de pueblos, culturas y naciones diversas gestadas en el continente africano. El segundo asunto que suele descuidarse en esa narrativa aglutinadora advierte de mala manera la significación del rapto, desarraigo, reasentamiento y florecimiento de las identidades reconstruidas tras la instalación del negocio europeo de esclavizar seres humanos, lo que produjo un proceso de eugenesia transfiguradora de la africanía en tierra americana y en buena parte del mundo. 

Más allá de un onírico neoigualitarismo genético, mitocondrial que inaugura un biologicismo edulcorado; es en el fogueo cotidiano de aceptación, ejercicio y maduración de la experiencia histórica que nos hace partícipes de la africanía lo que realmente se enuncia al reconocernos como afrodescendientes. 

De ahí que no tengan fundamento los llamados a centrarse en un integracionismo indiferenciador que evita referirse a la construcción identitaria y cultural de la afrodescendiencia so pretexto de borrar y superar de un plumazo las marcas biologicistas e ideológicas de la esclavización y la inferioridad instaladas en el cuerpo de piel oscura. Del mismo modo, puede perderse la perspectiva étnica de tal construcción cuando de modo radical se decide reconocerse rotundamente negro o niche, sin que tal afirmación pase por procesos de esclarecimiento ideológico que establezcan matices y distinciones con la mistificación de haberse inventado occidente al negro como sujeto de la dominación absoluta.

2 comentarios:

  1. En anterior Texto mencione la Occidentalizacion linguistica y lexicografia de tu Importante documento Amigo y hermano Arleisson..

    Reducir la frontera de interpretacion y asimilacion nos lleva a confrontarlo con el ambito institucional,normativo y territorial, para adentrarnos en los filtros interculturales Urbanos e identitarios.

    Quiero resaltar todo como hacer un evento,o encuentro de Analisis ideologico,politico y cultural de nuestra Poblacion NAPR en los territorios y las afectaciones o beneficios de la DIASPORA AFRICANA EN EL TERRITORIO AFROCOLOMBIANO.

    ATTE.DALCIBADILLO.SILBAD

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    1. Apreciado amigo ¿en qué lengua debería escribir si no en la única que conozco y me ha sido dada en el proceso nugatorio de mi africanía en América?

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Gracias por tu comentario.

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CuestionP Aportes para una teorìa polìtica de la afrodescendencia por Arleison Arcos Rivas se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 2.5 Colombia.

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