domingo, 29 de enero de 2012

Ecos del Año Internacional de la Afrodescendencia



A consecuencia de la Asamblea número 64 de Naciones Unidas, el 2011 fue declarado el año internacional de la afrodescendiencia, con la expectativa de “fortalecer las medidas nacionales y la cooperación regional e internacional en beneficio de los afrodescendientes en relación con el goce pleno de sus derechos económicos, culturales, sociales, civiles y políticos, su participación e integración en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales de la sociedad, y la promoción de un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura” (ONU 2009)

Más allá de lo emblemático, resulta pertinente valorar los aportes para la operacionalización de tal declaratoria en las políticas implementadas en los estados miembros de la organización y la contribución a su relievancia por parte de las activistas y organizaciones étnicas, especialmente ante los alcances, debilidades y retos del proceso político y organizativo étnico afrodescendiente en Colombia; sin que este ejercicio pretenda ser exhaustivo ni dar cuenta de la totalidad de las acciones emprendidas en el marco de tal declaratoria.


De acuerdo con la página oficial, para la ONU la dedicatoria de un año al asunto de la ascendiencia étnica africana en el mundo implica que valorar las condiciones para “el pleno disfrute de los derechos económicos, culturales, sociales, civiles y políticos, su participación y la integración en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales de la sociedad y la promoción de un mayor conocimiento de y respeto por su diverso patrimonio y cultura” (OHCHR 2011).

Años atrás y participando del mismo propósito, hemos presenciado un conjunto significativo de eventos e iniciativas internacionales y nacionales sumadas para aportar creativamente a la comprensión y significación del peso que la afrodescendencia tiene en la configuración identitaria planetaria, articulados en torno a la declaración contra el racismo y toda forma conexa de discriminación (ONU, 2002) y al reclamo de África como cuna de la humanidad impulsado por un conjunto de países africanos  (UNESCO 2005).

Sin embargo, de manera más cercana Durban II ha venido a evidenciar la timidez con la que se avanza en la implementación de políticas nacionales e internacionales orientadas hacia el combate del racismo en el mundo, tanto como a transformar las condiciones de injusticia y desigualdad prolongadas sobre generaciones enteras de quienes en África cifran su descendencia (ONU, 2009).

Por ello, la declaratoria del año de la afrodescendencia llevó a muchos críticos a suponer el carácter protocolario y precario en la formulación y puesta a punto de iniciativas encaminadas a producir actuaciones con mayor determinación por parte de los estados miembros de Naciones Unidas, como quiera que sus cuestionamientos no sólo se extienden a la ineficacia de las medidas adoptadas por este organismo sino además al mismo procedimiento y operación de la ONU, especialmente en materia de derechos humanos en el mundo (Valdés Ugalde y Cascante 2007).

En contraposición, para las comunidades, organizaciones y colectivos articuladores del movimiento social identitario afrodescendiente, el impacto de la declaratoria resulta no sólo alentador sino además propicio para “hacer unas profundas reflexiones mas allá de la visión congelada de la historia como momias del pasado, como simple visión de un folklore estupidizantes o el reduccionismo religioso, danzario o carnavalesco” (García 2012)

En ese contexto, promovida por ODECO (Organización de Desarrollo Étnico Comunitario) y no sin contradicciones y enconados debates dada la centralidad en el liderazgo de la cumbre por parte de la derecha hondureña, el acusado afán propagandístico del gobierno de Honduras y la aparente intervención indebida de los Estados Unidos por intermedio de la Secretaria de Estado Hillary Clinton, la Cumbre Mundial Afrodescendiente fue percibida por uno de los connotados intelectuales afrocolombianos, residente en Ecuador,  como una oportunidad que, más allá de la izquierda y la derecha, plantea avanzar en “la tarea de emancipar nuestras comunidades, de hacerles valer su ciudadanía, de combatir radicalmente el racismo” (Sanchez 2011)

Las ambigüedades de la cumbre se evidenciaron además por el hecho de la distribución dispar de las diferentes delegaciones, además de que el primer Presidente afrodescendiente en la historia de los Estados Unidos no asistiera a la misma lo cual, dado su tono emblemático, habría podido contribuir significativamente a dar un mayor reconocimiento a dicho certamen.
Junto a esta, el precedente IV Encuentro de Afrodescendencia y Transformaciones Revolucionarias en América Latina y el Caribe en Venezuela y  la Cumbre de alto nivel con jefes de estado y delegatarios celebrada en Salvador de Bahía, constituyen referencias de sonada importancia en el propósito de mejorar los indicadores relacionados con las acciones desde los estados con miras a concebir las salidas necesarias para encarar la grave situación de indignidad, desprotección, exclusión, desterritorialización, desigualdad e injusticia que viven los pueblos afrodescendientes en las Américas.

En este año en Colombia, se constata el manifiesto incumplimiento del auto constitucional 005 (ver documento), que ordena al Estado colombiano la adopción de un conjunto de medidas para la efectiva salvaguarda y protección de derechos de las comunidades afrodescendientes, especialmente afectadas por el conflicto armado y su recrudecimiento en los territorios históricamente habitados y dotados de ancestralidad (Rodriguez Garavito, Orduz Salinas y Berrio 2010).

Luego de ocho años de la política uribista, “hubo más retórica que soluciones a los problemas de exclusión y pobreza de la población negra (Mosquera 2012); con lo que Juan Manuel Santos hereda un panorama de alta concentración de la deuda étnica en el país, a la cual ha intentado responder con la creación de la Alta Consejería para las Comunidades Negras y la adopción de un Plan Nacional de Desarrollo de Comunidades Negras 2010 - 2014, marcado por los cuestionamientos hechos al carácter elitista y al “poder clientelar” de la Consultiva de Alto Nivel y los quites a la obligatoriedad de la consulta previa.

De manera alentadora, aparece la sanción de la ley que penaliza con cárcel y sanción económica a quienes cometan actos de racismo y discriminación, la cual constituye un hito de singular valor para empezar a encarar las formas manifiestas e institucionalizadas con las que se vulnera flagrantemente el conjunto de derechos de las personas afrodescendientes, aunque preocupa que en el país siga siendo necesario adoptar leyes de este tipo que evidencian, junto con aquellas destinadas a proteger a las mujeres y a los infantes, el grave deterioro moral y la indignidad en que se sucede el trato con los diferentes, desprotegidos como se encuentran frente a agresiones de distinto orden.

De igual manera, reconforta el reconocimiento legal de las víctimas y la adopción de una política de restitución de tierras, en fase de implementación, en la confianza de incorporar las expectativas de las y los millones de afrodescendientes desplazados hoy; apropiándose el país de una política estatal de protección y salvaguarda de derechos para quienes, lesionados por el conflicto armado, no encuentran aun condiciones efectivas que estimulen su retorno a sus territorios de origen.

A consecuencia de la ley de tierras y de los necesarios ecos a la ley 70, a la significación de los Consejos Comunitarios y al  reclamo de respeto a los procesos de consulta previa (PCN 2012), urge la ampliación del contexto geográfico referente para el concepto de “comunidad negra”, de modo que pueda abarcar las expresiones identitarias nacidas, gestadas y articuladas en entornos urbanos, cuya reinterpretación implicará enfrentar contundentemente el problema de la migración forzosa y el derecho al reasentamiento digno en el territorio urbano para miembros de comunidades étnicas imposibilitadas de retornar, por diversas razones.

Dado que como “comunidad negra” se ha vinculado la pertenencia étnica afrodescendiente al discurso jurídico-político constitucional en Colombia, esta categoría debería ser problematizada y significada para sopesar si permite dar cuenta o no de los diferentes escenarios en los que la adscripción étnica afrodescendiente gana presencia y protagonismo en el país, como expresión de un sujeto étnico no esencializado ni caracterizado exclusivamente por su pertenencia rural, ribereña costera e isleña.

Pese a su masiva difusión, el año internacional dedicado a la afrodescendencia tuvo un tímido eco en los escenarios educativos, si se lo compara con otras declaratorias. La sumatoria de foros, eventos, seminarios y encuentros resulta débil; incluso si se piensa en que las universidades étnicas o con programas de investigación étnica no gestaron espacios o escenarios de amplia confluencia para tal fin; como sí lo hicieron los estudiantes, en los varios encuentros promovidos por ASNEA (Asociación Nacional de Estudiantes Afrocolombianos), al igual que el Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios Afrodescendientes, ENEUA, celebrado con las uñas en Medellín.

El 2011, finalmente, no resultó significativo para profundizar en la implementación etnoeducativa y avanzar en la consolidación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos. De hecho, aparte de algunas declaraciones y acciones aisladas, el Ministerio de Educación Nacional no lideró acciones contundentes ni promovió eventos significativos con las comunidades educativas del país, pese a que existen hoy nuevos escenarios para acrecentar el caudal de experiencias existentes, tal como la V versión del encuentro de Saberes África en la Escuela, realizado en Bogotá, el Encuentro Pedagógico celebrado en Cali y el Encuentro Iberoamericano de Culturas y Comunidades Afrodescendientes 2011, promovido por la OEI.

En suma, significativo resultó el esfuerzo ingente de un sinnúmero de organizaciones, concertaciones y convergencias que promovieron a lo largo y ancho del país encuentros, foros y eventos locales, regionales, nacionales e internacionales, cuyo número y valoración resultaría imposible en esta breve nota. Baste decir que tal proliferación de acciones educativas, asociativas y de divulgación constituye la evidencia del creciente proceso organizativo del pueblo afrocolombiano, incluso en momentos en los que se siente ferozmente el repliegue de los recursos provenientes de la cooperación internacional.

El reto ahora es vincular ese cuerpo organizativo robusto por su número aunque insuficientemente articulado, a una plataforma planetaria de acción política afrodescendiente, articulada al movimiento social, a las redes antisistémicas mundiales, a gobiernos y escenarios interestatales capaces de interpretar la significación étnica afrodescendiente en el mundo globalizado, de modo que gane terreno en las realizaciones políticas el recientemente declarado Decenio de las y los Afrodescendientes, adoptado por  Naciones Unidas. A partir del presente año, estando aun pendiente la formulación de un programa de acción que aliente las ejecutorias de los estados miembros, con el acompañamiento y la observación de las organizaciones y confederaciones étnicas planetarias, habrá que visibilizar la capacidad de actuación de las comundiades y organizaciones capaces de articularse para producir un escenario de interlocución de amplia significación, que promueva la definición de un plan de acción urgente respecto de las y los afrodescendientes en este lado del mundo y a ambos hemisferios de América, en el marco de la Cumbre de las Américas, a realizarse en la emblemática y problemática ciudad de Cartagena de Indias, dirigiendo igualmente nuestra atención hacia la prometedora Cumbre de la Diáspora Africana que se celebrará en Sudáfrica en el presente año.  


Trabajos citados

García, Jesús Chucho. «Hillary Clinton y los afrodescendientes.» 22 de 01 de 2012. http://www.aporrea.org/actualidad/a137214.html.

Mosquera, josé Eulicer. «El fracaso de las políticas afro.» El Espectador, 12 de enero de 2012: http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-320686-el-fracaso-de-politicas-afro.

OHCHR, Oficina del Alto Comisionado para Los Derechos Humanos. «International Year for People of Afro Descendent.» 2011. http://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/IntlYearPeopleAfricanDescent.aspx (último acceso: 25 de 01 de 2012).

ONU. «Conferencia de exámen de Durban.» 20 al 24 de abril de 2009. http://www.un.org/spanish/durbanreview2009/.

—. «Declaración y Programa de Acción de Durban - Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia.» mayo de 2002. http://www.oas.org/dil/esp/afrodescendientes_instrumentos_internacionales_Declaracion_Programa_Accion_Durban.pdf.

—. «Resolución aprobada por la Asamblea General - 64/169. Año Internacional de los Afrodescendientes.» 18 de Diciembre de 2009. http://www.un.org/french/documents/view_doc.asp?symbol=A/RES/64/169&TYPE=&referer=http://www.un.org/fr/events/observances/humanrights&Lang=S.

PCN, Proceso de comunidades Negras. «Procesos de Consulta y Consentimiento Previos, Libres e Informados del proyecto de ley de Tierras y Desarrollo Rural a las Comunidades Negras, Afrocolombianas, Palenqueras y Raizales.» 16 de 01 de 2012. http://www.renacientes.org/attachments/857_Carta%20al%20Presidente.%20Enero%2016%20del%202012.%20Consulta%20Previa.%20Consultiva.%20Ley%20de%20Tierras%20y%20Desarrollo%20Rural..pdf.

Rodriguez Garavito, Cesar, natalia Orduz Salinas, y Julian Berrio. El desplazamiento forzado de los afrocolombianos. Evaluación del cumplimiento del Gobierno colombiano del auto 005 de la Corte Constitucional. Universidad de los Andes - Programa de Justicia Global y Derechos humanos, 2010.

Sanchez, John Antón. «Cumbre Mundial Afrodescendiente más allá de la Izquierda y la Derecha.» Colibrí No. 60. 3 de agosto de 2011. http://elcolibri.webs.com/apps/documents/?&page=2.

UNESCO. «33ª Conferencia General de la Unesco - Comisión IV - Documento de posición de África sobre la situación del patrimonio mundial en África y propuesta de creación de un Fondo para el Patrimonio Mundial de África.» 14 de octubre de 2005. http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001414/141489a.pdf.

Valdés Ugalde, José Luís, y Jessica Cascante. El multilateralismo, la reforma de la ONU y los desafíos del siglo XXI. Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.



4 comentarios:

  1. Buena nota, aunque es mucho lo que falta para que tengamos un movimiento planetario afrodescendiente

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    1. Hola Jair. Gracias por tu comentario. Esperemos avanzar significativamente este año en ese propósito.

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  2. Arleison, muchas gracias por tan acertada investigación. Un saludo. Jorge H. Correa

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    1. Estimado Jorge.

      ¡Con mucho gusto! Lo que hago es un pequeño aporte al movimiento.

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CuestionP Aportes para una teorìa polìtica de la afrodescendencia por Arleison Arcos Rivas se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 2.5 Colombia.

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