A consecuencia de la
Asamblea número 64 de Naciones Unidas, el 2011 fue declarado el año
internacional de la afrodescendiencia, con la expectativa de “fortalecer
las medidas nacionales y la cooperación regional e internacional en beneficio
de los afrodescendientes en relación con el goce pleno de sus derechos
económicos, culturales, sociales, civiles y políticos, su participación e
integración en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales
de la sociedad, y la promoción de un mayor conocimiento y respeto de la
diversidad de su herencia y su cultura” (ONU 2009)
Más allá de
lo emblemático, resulta pertinente valorar los aportes para la operacionalización
de tal declaratoria en las políticas implementadas en los estados miembros de
la organización y la contribución a su relievancia por parte de las activistas
y organizaciones étnicas, especialmente ante los alcances, debilidades y retos del
proceso político y organizativo étnico afrodescendiente en Colombia; sin que
este ejercicio pretenda ser exhaustivo ni dar cuenta de la totalidad de las
acciones emprendidas en el marco de tal declaratoria.
De acuerdo
con la página oficial, para la ONU la dedicatoria de un año al asunto de la
ascendiencia étnica africana en el mundo implica que valorar las condiciones
para “el pleno disfrute de los derechos
económicos, culturales, sociales, civiles y políticos, su participación y la
integración en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales
de la sociedad y la promoción de un mayor conocimiento de y respeto por su
diverso patrimonio y cultura” (OHCHR 2011) .
Años atrás
y participando del mismo propósito, hemos presenciado un conjunto significativo
de eventos e iniciativas internacionales y nacionales sumadas para aportar
creativamente a la comprensión y significación del peso que la afrodescendencia
tiene en la configuración identitaria planetaria, articulados en torno a la declaración
contra el racismo y toda forma conexa de discriminación (ONU, 2002) y al reclamo de África como cuna de la humanidad
impulsado por un conjunto de países africanos (UNESCO 2005) .
Sin
embargo, de manera más cercana Durban II ha venido a evidenciar la timidez con
la que se avanza en la implementación de políticas nacionales e internacionales
orientadas hacia el combate del racismo en el mundo, tanto como a transformar
las condiciones de injusticia y desigualdad prolongadas sobre generaciones
enteras de quienes en África cifran su descendencia (ONU, 2009).
Por ello, la
declaratoria del año de la afrodescendencia llevó a muchos críticos a suponer
el carácter protocolario y precario en la formulación y puesta a punto de
iniciativas encaminadas a producir actuaciones con mayor determinación por
parte de los estados miembros de Naciones Unidas, como quiera que sus
cuestionamientos no sólo se extienden a la ineficacia de las medidas adoptadas
por este organismo sino además al mismo procedimiento y operación de la ONU,
especialmente en materia de derechos humanos en el mundo (Valdés Ugalde
y Cascante 2007) .
En contraposición, para las comunidades, organizaciones y colectivos articuladores del movimiento
social identitario afrodescendiente, el impacto de la declaratoria resulta no
sólo alentador sino además propicio para “hacer unas profundas reflexiones mas allá de la visión
congelada de la historia como momias del pasado, como simple visión de un
folklore estupidizantes o el reduccionismo religioso, danzario o carnavalesco” (García 2012) .
En ese contexto, promovida por ODECO (Organización de
Desarrollo Étnico Comunitario) y no sin contradicciones y enconados debates
dada la centralidad en el liderazgo de la cumbre por parte de la derecha
hondureña, el acusado afán propagandístico del gobierno de Honduras y la aparente
intervención indebida de los Estados Unidos por intermedio de la Secretaria de
Estado Hillary Clinton, la Cumbre Mundial Afrodescendiente fue percibida por
uno de los connotados intelectuales afrocolombianos, residente en Ecuador, como una oportunidad que, más allá de la
izquierda y la derecha, plantea avanzar en “la tarea de emancipar nuestras comunidades, de
hacerles valer su ciudadanía, de combatir radicalmente el racismo” (Sanchez 2011)
Las ambigüedades de la cumbre se evidenciaron además por el
hecho de la distribución dispar de las diferentes delegaciones, además de que
el primer Presidente afrodescendiente en la historia de los Estados Unidos no
asistiera a la misma lo cual, dado su tono emblemático, habría podido
contribuir significativamente a dar un mayor reconocimiento a dicho certamen.
Junto a esta, el precedente IV Encuentro de Afrodescendencia y Transformaciones
Revolucionarias en América Latina y el Caribe en Venezuela y la Cumbre de alto nivel con jefes de estado y
delegatarios celebrada en Salvador de Bahía, constituyen referencias de sonada
importancia en el propósito de mejorar los indicadores relacionados con las
acciones desde los estados con miras a concebir las salidas necesarias para
encarar la grave situación de indignidad, desprotección, exclusión,
desterritorialización, desigualdad e injusticia que viven los pueblos
afrodescendientes en las Américas.
En este año en Colombia, se constata el manifiesto incumplimiento del auto constitucional
005 (ver documento), que ordena al Estado colombiano la adopción de un conjunto
de medidas para la efectiva salvaguarda y protección de derechos de las
comunidades afrodescendientes, especialmente afectadas por el conflicto armado
y su recrudecimiento en los territorios históricamente habitados y dotados de
ancestralidad (Rodriguez Garavito, Orduz Salinas y Berrio 2010) .
Luego de ocho
años de la política uribista, “hubo más retórica que soluciones a los problemas de exclusión
y pobreza de la población negra” (Mosquera 2012) ; con lo que Juan
Manuel Santos hereda un panorama de alta concentración de la deuda étnica en
el país, a la cual ha intentado responder con la creación de la Alta Consejería
para las Comunidades Negras y la adopción de un Plan Nacional de Desarrollo de Comunidades
Negras 2010 - 2014, marcado por los cuestionamientos hechos al carácter
elitista y al “poder clientelar” de la Consultiva de Alto Nivel y los quites a
la obligatoriedad de la consulta previa.
De manera alentadora, aparece la sanción de la ley que penaliza con cárcel y sanción
económica a quienes cometan actos de racismo y discriminación, la cual constituye
un hito de singular valor para empezar a encarar las formas manifiestas e
institucionalizadas con las que se vulnera flagrantemente el conjunto de
derechos de las personas afrodescendientes, aunque preocupa que en el país siga
siendo necesario adoptar leyes de este tipo que evidencian, junto con aquellas
destinadas a proteger a las mujeres y a los infantes, el grave deterioro moral
y la indignidad en que se sucede el trato con los diferentes, desprotegidos
como se encuentran frente a agresiones de distinto orden.
De igual
manera, reconforta el reconocimiento legal de las víctimas y la adopción de una
política de restitución de tierras, en fase de implementación, en la
confianza de incorporar las expectativas de las y los millones de
afrodescendientes desplazados hoy; apropiándose el país de una política estatal
de protección y salvaguarda de derechos para quienes, lesionados por el
conflicto armado, no encuentran aun condiciones efectivas que estimulen su
retorno a sus territorios de origen.
A
consecuencia de la ley de tierras y de los necesarios ecos a la ley 70, a la
significación de los Consejos Comunitarios y al reclamo de respeto a los procesos de consulta
previa (PCN 2012) , urge la ampliación
del contexto geográfico referente para el concepto de “comunidad negra”, de
modo que pueda abarcar las expresiones identitarias nacidas, gestadas y
articuladas en entornos urbanos, cuya reinterpretación implicará enfrentar
contundentemente el problema de la migración forzosa y el derecho al
reasentamiento digno en el territorio urbano para miembros de comunidades
étnicas imposibilitadas de retornar, por diversas razones.
Dado que como
“comunidad negra” se ha vinculado la pertenencia étnica afrodescendiente al
discurso jurídico-político constitucional en Colombia, esta categoría debería
ser problematizada y significada para sopesar si permite dar cuenta o no de los
diferentes escenarios en los que la adscripción étnica afrodescendiente gana
presencia y protagonismo en el país, como expresión de un sujeto étnico no
esencializado ni caracterizado exclusivamente por su pertenencia rural,
ribereña costera e isleña.
Pese
a su masiva difusión, el año internacional dedicado a la afrodescendencia tuvo
un tímido eco en los escenarios educativos, si se lo compara con otras
declaratorias. La sumatoria de foros, eventos, seminarios y encuentros resulta
débil; incluso si se piensa en que las universidades étnicas o con programas de
investigación étnica no gestaron espacios o escenarios de amplia confluencia
para tal fin; como sí lo hicieron los estudiantes, en los varios encuentros
promovidos por ASNEA (Asociación Nacional de Estudiantes Afrocolombianos), al
igual que el Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios Afrodescendientes,
ENEUA, celebrado con las uñas en Medellín.
El 2011,
finalmente, no resultó significativo para profundizar en la implementación
etnoeducativa y avanzar en la consolidación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos. De hecho, aparte de
algunas declaraciones y acciones aisladas, el Ministerio de Educación Nacional no
lideró acciones contundentes ni promovió eventos significativos con las
comunidades educativas del país, pese a que existen hoy nuevos escenarios para
acrecentar el caudal de experiencias existentes, tal como la V versión del
encuentro de Saberes África en la Escuela, realizado en Bogotá, el Encuentro
Pedagógico celebrado en Cali y el Encuentro Iberoamericano de
Culturas y Comunidades Afrodescendientes 2011, promovido por la OEI.
En suma, significativo
resultó el esfuerzo ingente de un sinnúmero de organizaciones, concertaciones y
convergencias que promovieron a lo largo y ancho del país encuentros, foros y
eventos locales, regionales, nacionales e internacionales, cuyo número y
valoración resultaría imposible en esta breve nota. Baste decir que tal
proliferación de acciones educativas, asociativas y de divulgación constituye
la evidencia del creciente proceso organizativo del pueblo afrocolombiano,
incluso en momentos en los que se siente ferozmente el repliegue de los
recursos provenientes de la cooperación internacional.
El reto ahora
es vincular ese cuerpo organizativo robusto por su número aunque
insuficientemente articulado, a una plataforma planetaria de acción política
afrodescendiente, articulada al movimiento social, a las redes antisistémicas
mundiales, a gobiernos y escenarios interestatales capaces de interpretar la
significación étnica afrodescendiente en el mundo globalizado, de modo que gane
terreno en las realizaciones políticas el recientemente declarado Decenio de
las y los Afrodescendientes, adoptado por
Naciones Unidas. A partir del presente año, estando aun pendiente la
formulación de un programa de acción que aliente las ejecutorias de los estados
miembros, con el acompañamiento y la observación de las organizaciones y
confederaciones étnicas planetarias, habrá que visibilizar la capacidad de
actuación de las comundiades y organizaciones capaces de articularse para
producir un escenario de interlocución de amplia significación, que promueva la
definición de un plan de acción urgente respecto de las y los afrodescendientes
en este lado del mundo y a ambos hemisferios de América, en el marco de la
Cumbre de las Américas, a realizarse en la emblemática y problemática ciudad de
Cartagena de Indias, dirigiendo igualmente nuestra atención hacia la prometedora Cumbre de la Diáspora Africana que se celebrará
en Sudáfrica en el presente año.
Trabajos citados
García, Jesús Chucho. «Hillary Clinton y los
afrodescendientes.» 22 de 01 de 2012.
http://www.aporrea.org/actualidad/a137214.html.
Mosquera, josé Eulicer. «El
fracaso de las políticas afro.» El Espectador, 12 de enero de 2012:
http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-320686-el-fracaso-de-politicas-afro.
OHCHR, Oficina del Alto
Comisionado para Los Derechos Humanos. «International Year for People of
Afro Descendent.» 2011.
http://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/IntlYearPeopleAfricanDescent.aspx
(último acceso: 25 de 01 de 2012).
ONU. «Conferencia de exámen
de Durban.» 20 al 24 de abril de 2009.
http://www.un.org/spanish/durbanreview2009/.
—. «Declaración y Programa
de Acción de Durban - Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación
Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia.» mayo de 2002.
http://www.oas.org/dil/esp/afrodescendientes_instrumentos_internacionales_Declaracion_Programa_Accion_Durban.pdf.
—. «Resolución aprobada por
la Asamblea General - 64/169. Año Internacional de los Afrodescendientes.» 18
de Diciembre de 2009.
http://www.un.org/french/documents/view_doc.asp?symbol=A/RES/64/169&TYPE=&referer=http://www.un.org/fr/events/observances/humanrights&Lang=S.
PCN, Proceso de comunidades
Negras. «Procesos de Consulta y Consentimiento Previos, Libres e Informados
del proyecto de ley de Tierras y Desarrollo Rural a las Comunidades Negras,
Afrocolombianas, Palenqueras y Raizales.» 16 de 01 de 2012.
http://www.renacientes.org/attachments/857_Carta%20al%20Presidente.%20Enero%2016%20del%202012.%20Consulta%20Previa.%20Consultiva.%20Ley%20de%20Tierras%20y%20Desarrollo%20Rural..pdf.
Rodriguez Garavito, Cesar,
natalia Orduz Salinas, y Julian Berrio. El desplazamiento forzado de los
afrocolombianos. Evaluación del cumplimiento del Gobierno colombiano del auto
005 de la Corte Constitucional. Universidad de los Andes - Programa de
Justicia Global y Derechos humanos, 2010.
Sanchez, John Antón.
«Cumbre Mundial Afrodescendiente más allá de la Izquierda y la Derecha.» Colibrí
No. 60. 3 de agosto de 2011.
http://elcolibri.webs.com/apps/documents/?&page=2.
UNESCO. «33ª Conferencia
General de la Unesco - Comisión IV - Documento de posición de África sobre la
situación del patrimonio mundial en África y propuesta de creación de un Fondo
para el Patrimonio Mundial de África.» 14 de octubre de 2005.
http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001414/141489a.pdf.
Valdés Ugalde, José Luís, y
Jessica Cascante. El multilateralismo, la reforma de la ONU y los desafíos
del siglo XXI. Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.
Buena nota, aunque es mucho lo que falta para que tengamos un movimiento planetario afrodescendiente
ResponderEliminarHola Jair. Gracias por tu comentario. Esperemos avanzar significativamente este año en ese propósito.
EliminarArleison, muchas gracias por tan acertada investigación. Un saludo. Jorge H. Correa
ResponderEliminarEstimado Jorge.
Eliminar¡Con mucho gusto! Lo que hago es un pequeño aporte al movimiento.