Los continuos eventos de perturbación con los que el mundo de la productividad, la economía y las finanzas nos sorprende cada día, hoy ante las cámaras en vivo y en directo, confirman la tesis según la cual asistimos a una crisis sin precedentes del modelo civilizatorio occidental capitalista., cuyos efectos no se resuelven por la contención de fronteras ni por la concentración de reservas o por el lanzamiento de salvavidas de los bancos centrales y los organismos multilaterales. Grecia e Italia son ahora las evidencias que insisten en más de lo mismo; tal como hace poco Estados Unidos o Portugal.
Estas crisis, sin embargo, no se han visto acompañadas de cambios significativos ni estructurales de amplia repercusión en el mundo político y económico, pese a que han animado una inusitada oleada de movilizaciones sociales y ciudadanas que han activado redes y circuitos de actuación presencial y virtual denominados altermundistas, antiglobalizadores y alternativos.