No sólo sorpresa sino decepción causa el que en la contienda
política por la Alcaldía de Medellín las diferentes campañas hayan minimizado y
prácticamente evitado darle significación a la participación poblacional
afrodescendiente en la ciudad. De hecho, el que al menos 236.000 personas,
según una reciente caracterización financiada por el gobierno municipal, se reconozcan como
afrodescendientes en este municipio no parece que haya importado
sustancialmente a ninguna de las candidaturas, pese a que la CNOA, Convergencia
Nacional de Organizaciones Afrocolombianas, intentó promover, infructuosamente, un encuentro con las mismas.
Ello nos lleva a preguntarnos si resulta precaria la
participación electoral afrodescendiente en la ciudad; o si, por el contrario,
las maquinarias políticas tradicionales han logrado cooptar y conservar
amarrada tal porción electoral.
De hecho, es sintomático que buena parte de los entrevistados por Piero
Rivas Maldonado para su trabajo de grado en Ciencia Política (aun en asesoría),
afirmen que la participación política afrodescendiente en la ciudad es nula, precaria
o insuficiente al considerar poco representativa su presencia e
incorporación en los diferentes gobiernos por elección popular gestados hasta
ahora. Para algunos de los participantes en tal ejercicio de investigación, las
y los afrodescendientes ni tienen ni han alcanzado una fuerza que les permita
deliberar y tomar decisiones, por lo que terminan por ser útiles a las estrategias
electoreras de los movimientos políticos en la ciudad.
Esta evidencia resulta consistente en el hecho de que en cuatro
debates que presencié entre estos candidatos no figuraron planteamientos orientados a satisfacer de manera integral y diferenciada las necesidades
crecientes de este grupo étnico en la ciudad. En tales debates no hubo siquiera
alusiones directas a su volumen poblacional, ni a sus requerimientos, ni a la satisfacción de sus derechos, ni a
políticas diferenciales relacionadas con empleo, seguridad, salud o educación;
campos en los cuales los indicadores continúan siendo altamente deficitarios
para las y los afrodescendientes.
Por supuesto que los candidatos, así como la administración
saliente, podrían afirmar que en todos los programas sociales y de impacto
comunitario las y los afrodescendientes están incluidos; sin embargo, el hecho
de que Medellín sea la única de las grandes ciudades del país que no cuenta con
un plan de acción estratégico para esta población, por lo que ha implementado a
desgreño algunas políticas públicas diferenciales, destacándose los proyectos
adelantados por la Secretaría de las Mujeres y la de Cultura Ciudadana
especialmente.
En el programa de Luís Pérez, cuyo notorio apoyo en sectores
populares supondría una mayor votación afro por él, no aparece alusión alguna a
la población afrodescendiente. Lo mismo ocurre en el de Federico Gutierrez,
cuya votación según las encuestas estaría situada hacia los estratos altos.
La única mención a “afrodescendientes” en el programa de
Luís Fernando Muñoz nos lleva a una confusión, pues está incluido en el
componente de mujeres y equidad de género: “El movimiento de mujeres tendrá en
el gabinete un 50% de participación equitativa poblacional de: Indígenas,
Afrodescendientes, Discapacitadas y Población LGTBI”. En este programa, niñez,
juventud y mujeres son las referencias a poblaciones diferenciadas.
Sólo en los programas de Jacqueline Toloza y Anibal Gaviria aparecen
un conjunto de líneas enfocadas a políticas públicas para las y los
afrodescendientes.
Toloza, quien plantea “propuestas para etnias y afrocolombianos”,
plantea que creará mecanismos orientados a que el beneficio de las líneas del
plan de desarrollo local, llegue de manera efectiva a por lo menos 150.000
habitantes de las distintas etnias en condición de pobreza, velará por el
cumplimiento de la cátedra de etnoeducación, generará canales de difusión con
temas de inclusión y derecho a la igualdad, velara por contribuir a la
erradicación del racismo y la discriminación racial y adoptará el enfoque
étnico en la definición de políticas, programas y proyectos. Sin embargo, no
hay desgloses de política pública que pretendan incidir directamente sobre los
campos en los que diferentes diagnósticos y caracterizaciones indican que la
gubernamentalidad debe priorizar sus acciones para esta población.
Por su parte, Anibal Gaviria plantea valorar la diversidad
de la gente de Medellín, para lo que se compromete a Atender a la población afrodescendiente
desde el enfoque de derechos, enfatizando en el reconocimiento social y
cultural, el desarrollo económico y bienestar, la atención prioritaria a
población víctima del desplazamiento y en condición de mendicidad. Propone
igualmente estudiar una instancia administrativa que trasversalice y coordine
al interior del municipio las acciones relativas a la población afrodescendiente, sin que puntualice qué tipo
de instancia sería esta.
En su programa Gaviria plantea desarrollar de manera concertada
con las organizaciones afrodescendientes el reconocimiento, fortalecimiento,
promoción y visibilización de la diversidad étnica y cultural de los afrodescendientes
que habitan hoy en Medellín y revisar el Acuerdo 011 de 2006, de lo que no se
desprende consistentemente alguna política pública con incidencia en la
afectación de los graves problemas sociales y de ciudad en la que las y los
afrodescendientes se encuentran altamente representados.
En suma, el discurso evasivo y cauteloso caracteriza el
tratamiento a los afrodescendientes en las propuestas de política pública a
implementarse a partir del uno de enero de 2012. En buena medida, esto
constituye una fuerte advertencia para los procesos organizativos del
movimiento afrodescendiente en la ciudad, el cual no ha logrado afectar de modo
propositivo la agenda pública de Medellín, preocupadas como se mantienen muchas
de las organizaciones por su supervivencia y la posibilidad de contratación con
el Estado, sin que logren fusionarse en un movimiento político que articule el atomizado
voto étnico en la ciudad.
Sólo queda aspirar a que el candidato que resulte victorioso
en las elecciones de este domingo advierta la urgencia de incorporar de manera categórica
la definitoria de políticas públicas diferenciales en beneficio de una
significativa porción de habitantes de la ciudad reconocidos y autorreconocidos
como afrodescendientes. De la misma manera, habrá que trabajar para situar entre
los grupos, liderazgos, organizaciones y comunidades de base, la necesidad de
que se reconozcan en el requerimiento de aglutinar su fuerza para incidir de modo
visible, eficaz y contundente en la tramitación del plan de desarrollo que
orientará las acciones de ciudad para los próximos años.
No creo que entre cosas tan importantes como las que nos aquejan, lo único relevante sea plantear los problemas de los negros; problemas que a diario son llevados al público y de los que se quiere hacer responsables a los demás. Los negros fueron liberados en 1951, hace 160 años, yo no entiendo cuánto más van a tardar a ponerse a la altura de los demás y cuándo van a dejar de buscar puestos, espacios y demás a cuento de la discriminación positiva o a cuento de "todo lo que se les debe".
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