¡Por
fin se realizó la presentación de la caracterización de las y los
afrodescendintes en Medellín! Este hecho resulta fundamental, en la medida en
que será esta la información poblacional que servirá de base al diseño y
definición de políticas públicas diferenciales para el conjunto poblacional
afrodescendiente nacido y allegado a Medellín. En la presente semana se hizo la
primera socialización oficial de la caracterización de la denominada “comunidad
negra, negra, afrodescendiente, palenquera y raizal en Medellín”; un esfuerzo
estadístico finaciado por la Alcaldía de Medellín, con la interventoría de la
Secretaría de Cultura Ciudadana y la realización de la Corporación Convivamos
como el operador del convenio respectivo, Coordinado por el economista Mauricio Mitchell.
Este
ejercicio de caracterización, iniciado en 2009 y desarrollado en su segunda
etapa en 2010, recoge los estudios precedentes realizados en Medellín,
cuestionados por líderes y organizaciones afrodescendientes de la ciudad. Pese
a que un ejercicio de diagnóstico poblacional se había adelantado ya en 2006,
dirigido por Libia Hernández Martinez y realizado por la Asociación para el
Mejoramiento de los Afrocolombianos para la Alcaldía de Medellín; dicha
información no permite adelantar ejercicios comparativos, en la
medida en que se concentró en dos comunas de la ciudad: la ser comparadas o
complementadas con los sistemas de información existentes.
La
caracterización mencionada, responde a la meta de diagnósticar
la población afrocolombiana en Medellín, contenida en el Plan de Desarrollo de
la administración de Alonso Salazar; por lo que “se muestra como un diagnostico o línea de base
sociodemográfico o poblacional para futuros acciones de intervención y
evaluación de los mismos” (CON-VIVAMOS
2011, 538) Esta caracterización se propuso
identificar 6000 hogares afrocolombianos en corregimientos y comunas de
Medellín, a los que se aplicarían encuestas que permitieran la caracterización
poblacional respectiva. De igual manera, pretendía identificar y fortalecer las
organizaciones afrocolombianas en la ciudad y realziar talleres de pedagogía
ciudadana en algunos asentamientos de la ciudad, propósito que abiertamente
desborda las intencionalidades de una caracterización, pero responde a la
manera típica de operar convenios y contratos con entes gubernamentales.
En
materia de visibilización estadística en la ciudad y en el país, resulta
todavía sintomático el alto número de datos recogidos con encuestas
e indagación en bases informáticas que no dan suficiente cuenta de un enfoque
étnico concertado y válido para el afinamiento de políticas públicas, en buena
medida producto del descreimiento de las comunidades y líderes respecto de
planes y programas de acción orientados desde administraciones poco sensibles a
las dinámicas sociales y políticas de este grupo étnico. No contar con datos de
mayor detalle genera dificultades para filtrar la información sobre la
población afrocolombiana en la ciudad, especialmente en las proyecciones
censales planeación municipal, la precaria difusión de la información recogida en
la encuesta Sisben, la discrepancia procedimental y con los conteos del DANE y
la dispersión de información poblacional en diferentes secretarías de despacho,
se suman para complejizar el desconocimiento
y la invisibilidad estadística en torno a las condiciones de vida de la
población afrodescendiente en la ciudad.
Por ello resulta significativo que esta
caracterización se haya propuesto identificar, cuantificar y
conocer los rasgos socio-demográficos, su volumen poblacional, las condiciones
socio-económicas, su ubicación geográfica, sus formas organizativas y las
maneras de relacionamiento de la población afrocolombiana que habita las zonas
de la ciudad de Medellín, toda vez que tales datos contribuyen a la
construcción de indicadores y herramientas definitorias de política pública sensible
a las particularidades de un conjunto poblacional que, mas que notorio, resulta
constitutivo de la ciudad y sus imaginarios.
El
estudio resulta innovador en la implementación de un sistema de encuestas
representativas que, en palabras de Carlos Viáfara, el economista
afrodescendiente más importante en Colombia, constituye toda una novedad que
sirve d ejemplo al resto de ciudades. Dada su importancia, sorprende que en
pleno proceso electoral no se haya difundido ampliamente la versión final del
informe de caracterización y, más aun, que las comunidades, organizaciones y liderazgos
no hayan tenido posibilidades de convertirla en un instrumento de negociación y
pactación de alternativas y potencialidades con la futura administración de la
ciudad.
Por
lo pronto, quisiera enfatizar en aquellos aspectos que plantee como destacados
y problemáticos en la presentación de tal caracterización, ocurrida dos semanas
atrás.
1
1.Resulta preocupante que esta
caracterización cifre en 236.000 los habitantes afrodescendientes de Medellín,
equivalente a un 10% de la población de la ciudad; misma proporción que la
estimada oficialmente del país. Esta cifra habrá que tomarla con cautela,
considerando no sólo el hecho de que la caracterización no se planteó
inicialmente tal conteo, sino además su sospechosa coincidencia con el dato
oficial del DANE, ampliamente cuestionado entre académicos y organizaciones
étnicas por su inexactitud y parcialización.
Cabe recordar que el diagnóstico
poblacional de comunidades afrocolombianas en Medellín adelantado en 2006
estimó en apenas 133.082 habitantes de dicha denominación étnica en la ciudad.
Dato abiertamente inferior a la expectativa habitacional étnica en los
liderazgos y organizaciones de la ciudad. Ello pone de presente la urgencia por
afinar los instrumentos de medición y análisis estadístico poblacional de manera
compleja que, de un lado superen la improvisación en el registro y conteo de la
población afrodescendiente en la ciudad; al tiempo que contribuya a
interconectar las diferentes y divergentes fuentes estadísticas existentes
disponibles.
La caracterización genera serias dudas
respecto a la medición del número de afrodescendientes en la ciudad, pues si se
comparan los dos datos, en cinco años la población afrodescendiente nacida y
avenida en la ciudad apenas si habría crecido; como si el nacimiento, las
dinámicas de la guerra, el profuso desplazamiento y la mayor presencia
afrodescendiente en la ciudad no se percibieran estadísticamente. Un año atrás,
al preguntarme por la cifra de afrodescendientes en la ciudad, opinaba que con una presencia tan numerosa en la ciudad, las
preguntas por la participación de los y las afrodescendientes de Medellín
o afropaisas y su incorporación, asimilación,
resistencia y lucha en este espacio urbano resulta problemática, reclamando
condiciones ciertas para la realización no sólo de los derechos humanos,
sino especialmente del derecho a la ciudad; siendo que, al igual que
en el resto del país, para la mayoría de los y las afropaisas las estadísticas
acompañan una historia de pobreza, marginación, ocupación de terrenos
catalogados como de alto riesgo (otros prefieren llamarlos de alta inversión),
múltiple desplazamiento intraurbano, precariedad en la prestación de servicios
públicos, insuficiencia en la cobertura educativa y en salud y ampliación del desempleo
y la informalidad.
2. Residenciarse en la ciudad puede conllevar la
restitución de vínculos familiares extensos. En la práctica, entre nacidos,
avenidos y allegados a la ciudad, la población fluctuante y la residente en
Medellín implica un número tal que se constituye en fuerza vital de la ciudad,
por su presencia, laboriosidad, iniciativas y perdurabilidad en el tiempo. Pese a lo conservador que pueda
resultar este guarismo, resulta significativo que en términos de definición de
política pública la población afrodescendiente de la ciudad ya no pueda pasar
desapercibida; mucho más cuando sus indicadores de calidad de vida y desarrollo
humano tienden a ser, sistemáticamente, calamitosos. Ello deberá acompañarse de
un ejercicio actuacional mucho más protagónico por parte de liderazgos y organizaciones,
ganando una capacidad de interlocución realmente definitoria de las políticas
requeridas para su avance y mejoramiento; lo que hoy no ocurre como queda visto
tras el frustrado esfuerzo por adelantar un panel con las y los candidatos a la
Alcaldía por parte de la CNOA. Habría que advertir, además la insuficiencia con
la que aparece (cuando aparece) mención alguna a planes y programas para las y
los afrodescendientes en los programas de gobierno de los actuales candidatos.
Lamentable es una palabra amable para
tal mención casi inexistente.
3.
Aunque la administración y
los entes que han convenido la realización de este tipo de diagnósticos han
supuesto que “la forma más acertada de obtener la información relacionada con la
comunidad Afrodescendiente es usar el criterio de autoreconocimiento de todas
las personas, ya que es el único que parte del reconocimiento del otro,
permitiendo que cada uno decida su identidad, es decir, su pertenencia a un
determinado colectivo social” (ALCALDIA DE MEDELLÍN 2006,
19) , resulta
sintomático que tal criterio considerado exclusivamente distorsiona la
representación real de una población étnica en un contexto determinado;
consiuderando que “los sesgos de inclusión y exclusión pueden provenir del
hecho de que pueden no identificarse con un pueblo aquellas personas que
pertenecen pero no tienen conciencia de ello (por asimilación, discriminación,
rechazo y otras razones) o bien pueden identificarse con el grupo aquellos que,
sin pertenecer a él, se sienten social o políticamente cercanos”. (Schkolnik 2009, 70) . No reconocerse como
parte de un grupo étnico afecta hacia abajo los datos
disponibles por condicionantes estructurales, históricos y sociales, cuya
incidencia negativa limita y distorsiona el acercamiento a una cifra real que
pueda convertirse en referente cierto para el afinamiento de políticas públicas
diferenciales.
4.
Junto al mismo, habría que complejizar los
instrumentos de medición para dar cuenta del peso de las procedencias y
territorialidades, de la valoración cultural y, de modo sumario, “el grado en
que comparten con otros miembros de su pueblo un origen común y un territorio ancestral
y si además tienen en común o conservan la cosmovisión, la forma de vida, el
idioma, la organización social y política, el acervo de conocimientos y similares
costumbres y tradiciones” (Schkolnik 2009, 71)
Ello resulta válido
si se mira la disparidad existente entre el número de personas que en
territorios de mayor presencia étnica son representados en función de
condiciones sociales y vitales precarizadas, frente al número de persona que en
los mismos espacios y escenarios se autorreconoce como afrodescendiente, siendo
el mismo sujeto partícipe del proceso de recolección de información.
Con ese referente, no queda claro por qué en esta caracterización se
acude al criterio de autorreconocimiento mimetizando al mismo tiempo
valoraciones territoriales que no quedan claramente diferenciadas. Así, se
pregunta los participantes por su participación o reconocimiento como
integrante de una cultura negra, moreno(a), mulato(a), raizal,
chocoano(a), urabaense, de la región
pacífico, San Basilio, Medellín o afrocolombiano, sin cualificar y presentar de mejor manera cada segmento y su aporte
censal constituido en criterio clasificatorio que a veces amplia y en otra
restringe la posibilidad de vincularse simbólicamente a una de tales categorías
identificatorias; además de que confunden o se igualan tradiciones raciales,
rasgos identitarios y lugares de procedencia, que no son criterios estadísticamente
comparables.
5.
Finalmente, habría que
insistir en que si bien la encuesta a 6.000 hogares resulta significativa, ello
no da cuenta suficiente de las dinámicas de habitación y mestizaje en la
ciudad, prácticas que complejizan la distribución poblacional en el territorio,
exigiendo instrumentos que puedan cartografiar tal particularidad.
En este sentido, será determinante la inclusión de pregunta étnicas en
el próximo censo nacional del 2015, esfuerzo que bien puede ser acompañado y
apoyado en el ámbito local por organizaciones y por la próxima administración, a
efectos de cualificar aun más los datos disponibles para la población
afrodescendiente en la ciudad.
Pese a sus limitaciones, resulta importante contar con los datos de la
caracterización disponible, incluso por el hecho de que al trabajar con datos cuantitativos
y cualitativos ha debido afinarse el ejercicio interpretativo sobre ciertas
categorías de análisis que aportan a la significación de la afrodescendencia en
la ciudad y cuyo esclarecimiento habrá de vincularse al proceso de gestación del
próximo plan de desarrollo para la ciudad; proceso en el que comunidades, organizaciones y liderazgos deberán dejar de
lado hábitos y prácticas manidas de señalamiento y autoflagelación para
continuar aportando a la transformación de imaginarios públicos en los que la
afrodescendiencia expresada en la ciudad tenga cabida.
Trabajos citados
ALCALDIA DE MEDELLÍN. Diagnóstico de la comunidad
afrocolombiana. 2006.
CON-VIVAMOS,
SECRETARÍA MUNICIPAL DE CULTURA CIUDADANA Y LA CORPORACIÓN. CONDICIONES DE
LA POBLACIÓN NEGRA, AFROCOLOMBIANA, PALENQUERA Y RAIZAL EN MEDELLÍN:.
2011.
Schkolnik, Susana. «La
inclusión del enfoque étnico en los censos de población de américa Latina.»
Editado por CEPAL. NO T A S D E P O B L A C I Ó N, nº 89 (2009).
Muy buen aporte y de hecho son aspectos que no se consideraron y que resultan importantes al momento de cuantificar y cualificar la población afro.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. De todas maneras, lo bueno es contar con datos que puedan robustecerse con nuevas investigaciones.
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